Agencias 26 abril 2018

Ana María |   Los navarros  

Una mujer risueña y divertida, gran cocinera y amante de lo dulce. Su momento llega cada tarde frente al televisor y su vaso de leche con galletas migadas. Una vez en la cama, baja al menos una vez a la cocina “a por lo que pille”. Es coqueta, siempre lleva los labios pintados y un lazo o pañuelo en la coleta. Pero ahora no se encuentra animada. Los kilos le han hecho perder la autoestima y ha dejado de hacer muchas cosas, como manualidades, excursiones con amigas, salir a comprar ropa, teatro… 

Ama de casa, se dedicó a vender oro con su marido en los mercadillos, regentó después un kiosco en la piscina del barrio, fue cocinera en el Rocío. Quiere perder kilos por salud. Tiene diabetes, hígado graso, hipotiroidismo, no tiene vesícula tampoco, artrosis cervical y fuertes dolores de espalda.

Tiene una relación amor-odio con su yerno: dice que es “un niño grande” pero le encanta cocinar para él y que repita, sobre todos de sus macarrones a la boloñesa. Viuda desde hace 10 años , no le importaría encontrar una pareja pero “de cuarenta y pico”. Simpática y orgullosa; habladora y dulce, busca volver a ser la que era. Adora a sus nietos pero sobre todo a Elvis. Después de 4 hijas y 3 nietas, llegó el varón a la familia y le consiente mucho.

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