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Visitamos el taller del imaginero sevillano José Antonio Bravo

Lleva cuatro décadas dedicado a la imagineria, desde que su padre, carpintero, le puso en las manos las primeras herramientas

Sus encargos son sobre todo de hermandades, pero también hay clientes particulares

23 marzo 2019

Dentro de muy poco las calles andaluzas se llenarán de imágenes en procesión, obras trabajadas a fuego lento en talleres como el que esta semana hemos visitado.

La imaginería es el arte sobre el que se sustenta la semana de pasión, un oficio que mezcla pintura y escultura, y que tiene en Sevilla una importante escuela.

Aunque el Murillo más conocido es el de las Inmaculadas hay otro, el de los niños de la calle, aquellos a los que retrató el artista y que hoy toman cuerpo en el estudio de José Antonio Bravo.

Como al genial pintor, a él también le apasionan las figuras infantiles, de hecho son famosos sus niños Jesús, sus Juanitos, a los que representa en todo tipo de actividades.

Lleva ya cuatro décadas dedicado a la imagineria, desde que su padre, carpintero, le puso en las manos aquellas primeras herramientas para entretenerlo.

Sus encargos son sobre todo de hermandades, pero también hay clientes particulares que no renuncian a tener en su casa una de estas pequeñas obras de arte, incluso hay quien les encarga un retrato que él talla y modela con manos expertas.

Y de estos talleres salen hacia los templos figuras que luego se convierten en centro de todas las miradas en cualquier primavera andaluza.

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