Patricia Hidalgo tiene 46 años, vive en Buenos Aires y tiene dos hijas a las que desde pequeñitas les ha inculcado el amor por Andalucía.

Aunque ama Argentina, respira Andalucía por los cuatro costados. Y es que cuando va a sus clases de flamenco sueña que está en el mismísimo Albaicín.Como ella dice: “la sangre le hierve al escuchar flamenco. Es una auténtica pasión”.

De Andalucía lo conoce todo, las tradiciones, las costumbres, la gastronomía… En su casa tiene montones de rincones andaluces para que la gente que la visita sepa quién es. Incluso su perrita se llama Granada.

Su abuelo, Agustín López Valdés, nació en el corazón de las Alpujarras granadinas, en Cadiar. Se casó y tuvo a la madre de Patricia. Posteriormente, emigrró a Argentina, donde poco antes ya se habían traslado sus padres -los bisabuelos de nuestra protagonista-.

Quiere venir a Andalucía porque cree en el poder de la sangre que corre por sus venas y porque ama una tierra que su madre le enseñó a amar.

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