Eva la Yerbabuena Premio Max de Danza

19 junio 2018

La bailaora, que no pudo asistir al acto de entrega por motivos profesionales, ya que, en la última semana, la compañía ha representado Apariencias en la ciudad alemana de Schweinfurt, cedió su lugar a su hija Manuela. En su nombre, la joven agradeció el premio y trasladó a los asistentes las palabras de su madre: “Es para mí un honor recibir este premio -en el que, por otra parte, he echado en falta a más compañeros flamencos- no solamente por el hecho de recibirlo por Apariencias, espectáculo que sigo representando, que tantas alegrías me sigue dando y por el que no he podido acudir a recibirlo; sino que, como decía, es además un motivo de orgullo para mí porque me da la oportunidad de unir dos de mis grandes razones para vivir: mis hijas, en este caso Manuela, que lo recoge en mi nombre, y la danza. Esta entrega de premios ha coincidido con el viaje de regreso de unas actuaciones en Alemania, precisamente, como ya he señalado, de Apariencias, lo que me hace darme cuenta, de nuevo, de todo lo que le debemos al flamenco, una forma de arte genuina de aquí, de nuestro país, y que, por eso mismo, debemos reivindicar y cuidar de manera real, profunda y sincera”.

Organizados por la Fundación SGAE, a la vigesimoprimera edición de los Premios Max de las Artes Escénicas concurrieron 395 espectáculos de los que 137 resultaron nominados, si bien solo llegaron a la última fase 37, congregando a 57 finalistas. De todos ellos, Eva Yerbabuena era la única exponente del mundo del flamenco. El espectáculo por el que la bailaora y coreógrafa granadina ha conseguido su séptimo Premio Max como Mejor Intérprete Femenina de Danza, Apariencias, es una reflexión crítica sobre los marcos del flamenco y la eterna dicotomía entre tradición y modernidad. Yerbabuena pone en guardia al espectador frente a las nuevas formas visuales y sonoras que, bajo el paraguas del flamenco, son poco más que productos de marketing.