Los bebés utilizan las patadas como estímulo sensorial para ser capaces de captar su entorno.
En contra de la creencia generalizada, el bebé no se está acomodando ni traslada ningún mensaje “en morse” a su madre, sino que se trata más bien de una exploración que el feto hace de su propio cuerpo y de su entorno. Recientes estudios demuestran que los fetos en el último trimestre del embarazo utilizan estas patadas para desarrollar zonas del cerebro que se ocupan de la información sensorial.