La conservación de la naturaleza acaba de encontrar un aliado poco convencional: un campo de golf que va a albergar en sus charcas artificiales un criadero de peces salinete, una especie amenazada a causa del deterioro de su hábitat natural.
El pez salinete mide apenas cinco centímetros y debe su nombre a una niña, la ganadora de un concurso para elegir cómo denominarlo. El grave deterioro de las desembocaduras de los ríos andaluces que son su hábitat natural ha reducido su población a unos pocos enclaves.
Para los ejemplares que han sido soltados en este campo de golf de Chiclana, la única preocupación a partir de ahora debería ser que no les golpee la bola de algún jugador con poca puntería.