fundada por los omeyas
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Medina Azahara, la ciudad que brilla

La ciudad, que se construyó siete años después del Califato de Córdoba, el de mayor esplendor político, social y económico de la España musulmana y que hizo de la cordobesa la ciudad más avanzada de su época en todo el mundo.

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1 julio 2018

Aunque Medina Azahara se convertiría en la sede del gobierno y la residencia del califa, el esplendor de la ciudad quedó reducido a ruinas menos de cien años después de su construcción y borrada de la historia.

El centro político de la ciudad referente en todo el mundo quedó destruido y saqueado durante la guerra civil de 1010, si bien el expolio perduró con la reconquista cristiana y con el auge elitista en la capital cordobesa siglos después.

Capiteles, fustes y otros ricos materiales de la ciudad fueron utilizados en edificios emblemáticos como la Giralda y el Alcázar de los Reyes Cristianos de Sevilla, mientras que otras piezas pasaron a colecciones privadas.

En 1911, con pocas referencias históricas sobre el yacimiento, comenzaron las primeras excavaciones de la ciudad a cargo de Ricardo Velázquez Bosco, que buscaba en Medina Azahara datos y materiales para reconstruir las portadas de la Mezquita-Catedral.

Hasta su muerte en 1923, año en el que el yacimiento arqueológico fue declarado Bien de Interés Cultural (BIC), se logró excavar la residencia real, en la parte más alta de la ciudad, una serie de zonas dentro del Alcázar y se llevaron a cabo unas catas de norte a sur para delimitar el perímetro de la ciudad.

Tras 65 años de excavaciones se lograron descubrir cerca de 200.000 metros cuadrados del yacimiento y en 1985 la Junta de Andalucía asumió la titularidad y gestión de Medina Azahara, lo que inició una fase de actualización y modernización para adecuarlo a las necesidades museísticas de hoy.

El punto de inflexión respecto a la internacionalización de Medina Azahara llegó en 2011 con la exposición "El esplendor de los Omeyas cordobeses", que fue inaugurada por los reyes de España y el presidente de Siria, Bashar al-Asad.

La presión urbanística a la que ha sido sometido el yacimiento, con la proliferación de numerosas parcelas ilegales en su entorno, parece controlada con la delimitación de la zona BIC, aunque el informe favorable de ICOMOS a la declaración advierte de la necesidad de potenciar la protección del monumento en este ámbito.

Por otro lado, la leyenda popular señala que el califa levantó la ciudad en honor a su mujer favorita, que tenía por nombre Zahara, una esclava cristiana que nunca se acostumbro al lugar y para quien Abderramán mando construir un jardín de almendros en flor. 

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