capilla ardiente
capilla ardiente

España despide a Rubalcaba con honores de hombre de Estado

Los Reyes acuden al Congreso para despedir a Rubalcaba, que entró a hombros en el Congreso.

"Le recordaremos y le agradeceremos siempre su permanente y profunda visión institucional y su alto sentido del Estado", dijo la Casa Real.

Largas colas en la capilla ardiente abierta en el Congreso, por donde desfilaron figuras políticas y muchos ciudadanos.

Los partidos políticos salvo Vox suspendieron la campaña.

Este sábado se reabre la capilla ardiente, donde este viernes acudieron centenares de personas 

11 mayo 2019

Representantes de las más altas instituciones del Estado y de la familia política española han acudido este viernes al Congreso de los Diputados para despedir al exvicepresidente del Gobierno y exsecretario general del PSOE Alfredo Pérez Rubalcaba, fallecido tras sufrir un ictus el miércoles en su domicilio.

El Salón de Pasos Perdidos de la Cámara Baja ha acogido desde las 20.30 horas la capilla ardiente donde se ha instalado el féretro, cubierto por una bandera de España y una tela roja con los símbolos del puño y la rosa que representan al PSOE. A escasos metros del ataúd, un caballete sostenía una foto con un primer plano de Rubalcaba sonriente, acompañado del lema 'La paz y la libertad es nuestra forma de vida'.

Los Reyes Don Felipe y Doña Letizia han acudido a la capilla ardiente apenas veinte minutos después de que se abriera para trasladar su pésame a la familia y allegados del difunto. Recibidos entre aplausos a su llegada y salida, han permanecido veinte minutos en el interior de la capilla, donde también han saludado y conversado con los representantes institucionales y políticos.

La actual cúpula del PSOE, incluido el presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, que ha permanecido en todo momento en el velatorio, estaba desde minutos antes de la llegada del féretro esperando la llegada de los restos mortales de Rubalcaba.

El fallecimiento este viernes del político socialista Alfredo Pérez Rubalcaba ha aparcado por un día la pelea electoral en la que se ha sumido la política española desde hace semanas y ha logrado unir a partidos de distintos polos ideológicos.

Las escenas de confraternización que se han vivido en el Congreso tras la instalación de la capilla ardiente han puesto de manifiesto que más allá de los climas electorales están los sentimientos y el respeto, en este caso hacia una de las figuras más importantes de las últimas décadas, artífice del final de ETA, impulsor de la educación pública, referente del sentido de Estado.

El Congreso ha sido el escenario de la capilla ardiente del dirigente socialista, que se ha abierto a las 20.30 horas para las autoridades y que permanecerá así durante toda la mañana del sábado, de 9.00 a 14.00 horas, para que acceda el público.

Centenares de ciudadanos han aguardado en silencio la llegada del féretro de Rubalcaba al Congreso y sólo lo han roto para aplaudir la aparición del elenco de autoridades que se han apostado en la escalinata de la Puerta de los Leones, acceso principal de la Cámara, para esperar la llegada del coche fúnebre.

Según pasaban los minutos, más ciudadanos han acudido a las inmediaciones del Congreso para esperar el momento en que se abriera la capilla ardiente y poder dar su adiós a quien ha sido ministro, vicepresidente, portavoz parlamentario y líder del PSOE. Han formado una fila que ha llegado a cubrir la manzana entera en la que está ubicada la Cámara Baja.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, quien desde ayer había suspendido su agenda, acompañado por la presidenta del Congreso, Ana Pastor, por el del Senado, Pío García-Escudero, por el del Tribunal Constitucional, el del Consejo General del Poder Judicial, por ministros y cargos del PSOE, así como por familiares, ha encabezado la comitiva de recepción.

Diez policías, nueve hombres y una mujer, han portado el féretro hasta el interior del Congreso, y una vez instalada la capilla ardiente, se han sucedido escenas emocionantes y emocionadas.

La viuda del dirigente socialista, Pilar Goya, allegados y amigos, han visto como las altas instancias del Estado han mostrado su cariño y afecto. Especialmente afectados estaban Jaime Lissavetzky, Javier Solana, José Luis Rodríguez Zapatero (acompañado por su mujer), Trinidad Jiménez o Susana Díaz, quien incluso ha arribado al Congreso en pleno llanto. Lágrimas han caído también de los ojos de Adriana Lastra o de Juan Barranco.

La familia socialista al completo, cargos actuales, cargos del pasado, barones, exbarones, afines y no tan afines, todos, han acompañado a Rubalcaba y a su familia. Del Gobierno no ha faltado nadie.

El impacto por su fallecimiento ha conseguido que se suspenda la campaña del 26M (menos Vox, que no la ha interrumpido) y ha logrado que representantes de diferentes organizaciones políticas hayan acudido al Congreso para destacar un mensaje común: el sentido de Estado de Rubalcaba.

El líder del PP, Pablo Casado, ha realzado la relevancia para el socialismo y para la política española de quien fuera "muy querido por su partido" y en el Congreso, y ese afecto le hace merecedor de todo respeto, según sus palabras.

Adolfo Suárez Illana ha recordado el papel que Rubalcaba desempeñó en la abdicación del rey Juan Carlos y durante las "exequias" de su padre. Por su parte, el número dos de Ciudadanos, José Manuel Villegas, ha remarcado "la vida dedicada al servicio público" del exministro socialista.

No han hablado, pero con su presencia han dejado claro que comparten el sentimiento predominante un día como hoy: el respeto. El líder de Unidas Podemos, Pablo Iglesias, ha asistido, pero no ha sido el único: Pablo Echenique y Juan Carlos Monedero han expresado sus condolencias, al igual que Alberto Garzón.

El Congreso, una vez más, ha permitido ver escenas impensables o difíciles, como las fraternales conversaciones entre Pedro Sánchez y Mariano Rajoy, quien ha ido al Congreso junto a Soraya Sáenz de Santamaría o exministros como Fátima Báñez o Íñigo Méndez de Vigo.

O el abrazo y el cariño entre Sánchez y Susana Díaz,  muy afectada por la pérdida del que calificaba con cariño como un "padre".

Cuando se despejó algo la sala, la capilla se habilitó para el público, para los cientos de ciudadanos que, algunos con rosas en las manos, otros con puño en alto, han dado a Rubalcaba un adiós que seguro que ha escuchado en el lugar en el que ahora se encuentre.

NOTICIAS RELACIONADAS