"Andaluces por España" se da un baño de tomate en la Hoya de Buñol
Un equipo del programa del prime time de los lunes de la televisión pública de Andalucía se traslada a esta comarca valenciana, turística y agrícula, para conversar con los andaluces que viven en ella desde hace años.
La Tomatina, una de las fiestas más populares del mundo, se celebra cada año en Buñol, el pueblo que da nombre a la comarca de la Hoya de Buñol, un conjunto de localidades en las que residen miles de andaluces. En toda la comunidad valenciana viven casi 200.000 de nuestros paisanos.
Hasta allí nos desplazamos este lunes 16 de octubre (22:20 horas) para conocer las historias de algunos de ellos, como por ejemplo la de Francisco Albarca, un cordobés de 62 años que no olvida su tierra ni un segundo y que, tras cuarenta años allí, será nuestro mejor guía para vivir desde dentro La Tomatina. Entre decenas de miles de extranjeros, participaremos en esa guerra de tomate tan popular en todo el mundo. Una experiencia única. Y tras la tomatina Paco nos mostrará su arte y sentimiento como pintor, además de la emotiva historia de su familia.
A sus 73 años, Emilio Morales puede decir que lleva medio siglo en Valencia. Ahora reside en Chiva, un pueblo la comarca en el que su hijo es el alcalde. La pasión que Emilio siente por Córdoba se palpa en cuanto escuchas su acento, intacto, y sus palabras hacia su tierra. Daremos un emotivo paseo por el pueblo del torero Enrique Ponce junto al mejor embajador andaluz en la zona.
La pequeña localidad de Yátova, también en la Hoya de Buñol, es testigo de la historia de Carlos Gil y toda su familia. Tanto él como sus hermanos llegaron de Cala, Huelva, siendo muy jóvenes, y hoy cuentan orgullosos cómo han progresado en esta tierra y cómo no pierden el vínculo con Andalucía. Desde Carlos hasta su biznieto, nos emocionaremos con la manera de entender la vida de esta numerosísima familia.
El pequeño pueblo de Cheste, famoso mundialmente por albergar el circuito de motociclismo Ricardo Tormo, es el nuevo hogar de José Manuel, un sevillano de férreas costumbres que pese a tener que dejar su tierra hace una década, se emociona hablando de su Betis, de sus hijas, de su nuevo hogar y, cómo no, de su Semana Santa. Saca cuatro pasos como costalero y pese a la distancia es capaza de tener el don de la ubicuidad por cumplir con sus tradiciones. Además, es un miembro importante de una de las fallas de Cheste, a la que pertenece su mujer y con la que su hija ha sido, ni más ni menos, fallera mayor.
