El valor de lo autóctono para adaptarse al cambio climático
Las razas de ganado autóctono y las variedades locales de algunas plantas también aportan valor a nuestra biodiversidad.
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Más de treinta razas autóctonas y decenas de variedades agrícolas locales dan forma a una herencia que sigue viva en nuestra comunidad. Razas como la retinta, la churra lebrijana o el manchado de jabugo; y variedades como la uva zalema, el espárrago morado de Huétor Tajar o el tomate bombón de Los Palacios.
Todas se adaptaron al territorio mucho antes de que existiera el concepto de cambio climático. Y hoy, cuando el campo andaluz se enfrenta al calor, a la sequía y a los vaivenes del mercado, esa adaptación es una ventaja. Atesoran un patrimonio genético que puede resultar imprescindible para adaptarse al cambio climático.
En un mundo que cambia demasiado rápido, cuidar lo que nos ha permitido seguir adelante no es nostalgia, es inteligencia. Porque cada semilla guardada, cada especie preservada, es una forma de esperanza. Lo que llamamos tradición, también puede ser una manera de avanzar.
Te lo cuenta un equipo del programa "Espacio Protegido". ¡Pincha en el vídeo!