Paco Gamero se jubila: "Se va un eslabón, pero la cadena seguirá intacta"

“La tele es una cadena; tenlo en cuenta”. Me dieron el consejo días antes del 20 de febrero de 1989, fecha en la que llegué a esta casa. No lo entendí, venía de la radio y aquello era otro mundo, con dos bastábamos. En el primer Teledía tuve que montar unas colas. 30 segundos con imágenes del Peñón de Gibraltar. Una operadora de vídeo me dijo no sé qué del racord y las editó ella, benevolente, ante mi ignorancia. La primera salida fue al circuito de Jerez. El intrépido reportero quería una “entradilla” al paso de las motos. Mucho ruido, dijo el cámara; imposible, remarcó el productor; un primer plano, ordené yo; plano general para que se vean las gradas, sentenció el realizador. A otro sitio con la entradilla. En el primer programa como presentador lucí unas gafas que todavía me avergüenzan. Los encargados de imagen me insinuaron con precaución que quizás fuera mejor cambiarlas (tirarlas). Quiero un pelo natural, descuidado, juvenil. Paco, espuma fijadora, corbata y chaqueta, me susurraron en maquillaje (el sitio donde todo se sabe de la empresa). Me propuse redactar los pasos a mi manera, darles mi sello. Lo que hoy se llamaría imagen de marca se me fue al garete en el primer regate de la realidad. Ya se sabe, las prisas, los cambios de escaleta, la última hora, los errores…

Creí que dirigir un programa en prime time y presentarlo era el summum. Todo giraría a mi alrededor. En la segunda entrega descubrí que yo giraba alrededor de todos: el regidor, “a la cámara que te diga”; el técnico, “no te muevas que sales de foco”; el mezclador, “gírate suave a la vidi”; producción, “se ha ido el satélite”; el ayudante, “Bernabéu se acentúa y acentúa también”; el redactor, “por qué me cambias el paso”; sonido, “súbete el micro”; el editor, “mal pronunciado, tu inglés es malo”; el realizador, “enróllate que no tengo el video…”

Esa era la cadena del consejo que no entendí. Ahora se lo repito a los que empiezan: cuida la cadena y respeta el trabajo de los demás, el tuyo depende de ellos. La tele son eslabones imprescindibles que necesitan engarzarse. Si falla uno se resiente el producto, el espectador lo nota y hasta el share se desinfla.

Llegué a Canal Sur hace 34 años y ahora me toca la jubilación. Siempre la he considerado mi casa y a vosotros (casi) como parte de la familia. Así que seguid cuidándola como se merece, manteniendo las ilusiones, reivindicando vuestra responsabilidad, defendiendo el veneno del periodismo y luciendo un cierto espíritu crítico.

Gracias a todos por lo que me habéis enseñado y por lo que hemos compartido.

Se va un eslabón, pero la cadena seguirá intacta.

Paco Gamero

Sus compañeros le han despedido con un emotivo vídeo que acompaña a su carta de adiós.