La ley andaluza amplía a los perros de asistencia la protección de los perros guía

Hace casi 20 años que Amparo vive acompañada de un perro guía. Omet es el tercero, antes fueron Wiza y Fira. Perdió la visión por una enfermedad llamada retinosis pigmentaria. El bastón dejó de ser suficiente para guiarse y moverse con seguridad y dio el paso de solicitar a la Fundación Once la ayuda de un animal adiestrado.

La ONCE cuenta desde hace tres décadas con un centro de adiestramiento para perros guía. Les entrenan para reconocer y evitar obstáculos, tanto estáticos como en movimiento, en el suelo o en altura. Avisan de la llegada a bordillos, escaleras o desniveles, buscan puertas de acceso, asientos libres en transportes públicos y tienen iniciativa para hallar la mejor alternativa de paso en situaciones complicadas. Hasta el punto de que son capaces también de desobedecer una orden del usuario cuando detecten que implica un peligro.

Y allí donde vaya Amparo, Omet va con ella. Y aunque desde finales de la década de los 90 la legislación garantiza el acceso de los perros guía con sus usuarios a cualquier espacio o servicio público, en la práctica persisten las situaciones discriminatorias. Por eso, los usuarios de perros guía como Amparo confían en que la nueva ley andaluza contribuya a erradicar este tipo de situaciones con un régimen sancionador más eficaz.

La ley además introduce una novedad importante. Sustituye el concepto de 'perro guía' por el de 'perro de asistencia', para ampliar el uso de animales adiestrados no solo a personas con discapacidad visual, sino también con otras discapacidades o problemas de salud como la epilepsia o la diabetes.

Con la nueva ley andaluza, que acaba de iniciar su trámite parlamentario, se da un paso más en el reconocimiento de la utilidad social y terapéutica de estos animales, de perros como Omet que hacen que personas como Amparo tengan el mundo al alcance de sus ojos.