LOS REPORTEROS
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La carta de una hija a su madre, asesinada por la violencia machista

Es Alba Rosario Luque, hija de María de los Ángeles, asesinada hace tres años en Úbeda

En los últimos 20 años 1.500 hijos han perdido a sus madres por estos crímenes

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CANAL SUR MEDIA 28 noviembre 2021

Este viernes un jurado popular ha declarado por unanimidad culpable al hombre que asesinó a su madre después de un largo infierno de malos tratos. Se llama Alba Rosario Luque, tiene 25 años, y los Los Reporteros ha recogido su duro y valiente testimonio.

Alba no olvida después de que le arrebataran a la persona que más ha querido, su madre, María de los Ángeles, asesinada en 2018 por su pareja. Alba es una más de las otras víctimas que deja esta la lacra social, los huérfanos. Como ella, 1500 hijos han perdido a sus madres por estos crímenes. La mitad, menores.

La tragedia destapó otro calvario que hasta entonces Alba había mantenido en secreto: los abusos sexuales de la que fue objeto por parte de su padrastro, cuando era niña y durante años. Y decidió denunciarlo. Fue condenado a quince años de prisión y actualmente cumple condena a en la prisión provincial de Jaén.

En el juicio que ha terminado esta semana por el asesinato de María Ángeles ha quedado acreditado que murió en la cocina, estrangulada tras recibir por sorpresa un fuerte golpe en la cabeza con una plancha; que la hija de trece años no estaba en casa; que el hijo pequeño lo vio todo y que su padre tardó una hora en acudir al ambulatorio para contar lo ocurrido, un margen de tiempo demasiado largo teniendo en cuenta que el domicilio está a tan solo 150 metros del centro sanitario. El fiscal ha pedido para el acusado 32 años de cárcel. Manuel Escamilla alega que actuó en legítima defensa.

Es el turno de Alba Rosario. Durante su declaración, el fiscal desvelará al jurado una cuestión esencial: por qué María Ángeles Egea no vivía en Úbeda con sus hijos pequeños y en qué circunstancias decidió regresar para cuidarlos.

La lectura de unos whatsapp que el acusado envió a a su ex mujer y que obran en el sumario revelarían que Manuel Escamilla, en un ataque de celos, urdió un compló con la hermana carnal de Alba, también llamada Mari Ángeles, para que esta denunciara a su propia madre por malos tratos, denuncia que nunca fue llevada a juicio pero que derivó en la retirada cautelar de la custodia de los hijos más pequeños y en una orden de alejamiento. Según el fiscal, se trató de una denuncia falsa que bien pudo haber sido la antesala de la tragedia.

Alba está convencida de que el crimen fue premeditado: Una semana antes, el ex marido de su madre dio de baja el seguro de deceso de Mari Ángeles.


EN LOS ÚLTIMOS 20 AÑOS, 1.500 HUÉRFANOS

Esta desgraciada historia resulta aun mas descorazonadora al caer en la cuenta de que no es la primera vez que ocurre y, probablemente, tampoco será la ultima vez que suceda. En los últimos 20 años la violencia machista ha dejado a su paso 1500 huérfanos. Una cifra sencillamente insoportable. Más de la mitad eran menores, pero todos, grandes o pequeños, son víctimas invisibles y casi siempre olvidadas bajo el manto de la indiferencia.

La fundación Mujeres y el Fondo de Becas Soledad Cazorla, tratan desde hace cinco años de reparar el daño, acompañar a las familias y sostener económicamente a los hijos que perdieron a sus madres. Las jornadas que se han celebrado en la cámara baja han puesto de manifiesto que la legislación que combate y previene la violencia de genero ha descuidado la protección de los supervivientes más frágiles.

Y veces, imposible. Luz Marina aun no ha tenido tiempo de llorar la muerte de su hermana, que fue asesinada en Tenerife por su ex marido hace ocho años. Desde entonces, no ha encontrado espacio para cumplimentar el duelo, dedicada como ha estado en sortear obstáculos burocráticos y afrontar deudas y pleitos.

Un desamparo que aun puede ser mas profundo incluso. Cuando Mari Ángeles fue asesinada en Úbeda, su hija Alba aun no sabia que esperaba una niña. Huérfana y madre con solo 22 años y una pensión de orfandad de doscientos euros.
El futuro de los huérfanos menores de edad no siempre es el mismo. En el mejor de los casos, son adoptados por su familia materna, un alivio no exento de complicaciones.

Alba quiere conseguir la custodia de sus dos hermanos pequeños pero aún no lo ha logrado. Son un niño y una niña de siete y dieciséis años, fruto del segundo matrimonio de su madre, hijos por tanto del presunto asesino y que viven acogidos en el centro de menores de Andújar.

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