Así vivieron las víctimas andaluzas el fin de ETA: "Un respiro"

Fue un 20 de octubre de 2011 cuando tres encapuchados de ETA leían un comunicado en el que la banda terrorista ponía fin a 50 años de asesinatos. Andalucía Directo dio la noticia y, con motivo de la efemérides, se ha acercado a algunas de las víctimas. 

José Miguel tenía tres años  cuando mataron a su padre, un policía nacional destinado en Rentería. Los terroristas les ametrallaron a él y a sus cuatro compañeros. A su padre, Antonio Cedillo Toscano, le remataron con un tiro en la nuca. Para él, el alto el fuego no supuso nada: "a mi no me cambió nada... tengo todo eso grabado y no tengo la imagen de mi padre. No recuerdo su cara, ni un abrazo, ni un beso... ", dice emocionado. Para su madre, sin embargo, supuso una "liberación".

"Un respiro", lo define Joaquín Vidal, Presidente de la Asociación de Victimas del Terrorismo, que era funcionario de prisiones cuando ETA envió un potente paquete bomba a la cárcel de Sevilla. Tuvo suerte porque, recuerda, el muro maestro de la prisión se interpuso entre él y el paquete.

José Miguel se queja de que no tenga la consideración de víctima del terrorismo porque no serlo directamente pero, con todo, asegura que "yo he perdonado sin que me lo pidan porque si no es así, no podría haber seguido viviendo". 

Joaquín Vidal respalda los encuentros entre victimas y verdugos que se han auspiciado desde el estado. "Me parece bien todo lo que sea positivo", dice. Y recuerda que las víctimas necesitan "memoria, dignidad y justicia". ETA se llevó por delante la vida de casi 200 andaluces.