La tarde, aquí y ahora

Álvaro dejó la cámara a un lado para volcarse en ayudar a los afectados por el volcán

Ver tantos voluntarios que habían ido a La Palma para ayudar, hizo a este joven malagueño cambiar el ángulo de ver las cosas.

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21 octubre 2021

Nos acompaña Álvaro Carrillo, un joven malagueño que fue a la isla de La Palma con la intención de grabar imágenes, pero al ver lo que estaba ocurriendo allí cambió de idea y se quedó para ayudar a las personas necesitadas.

Nos cuenta Álvaro que cuando alguien presencia algo tan horrible, cambia su tiempo y dinero por poder ayudar. Que el hecho de ver a tantos voluntarios que han ido para ayudar dejando a sus familias y su trabajo hace que a uno le cambie completamente el ángulo de ver las cosas.

Álvaro iba en principio en viaje de placer a Tenerife, pero un compañero le llamó para sugerirle si podía ir a La Palma a grabar imágenes del volcán. Y él no declinó la oferta.

Así que se puso rumbo a la isla en una barco para 500 personas en el que solo viajaban él, una mujer y hombre con su perro. Esa imagen le dejó marcado. Estaba claro que a aquella isla no quería ir nadie, nadie quería gastar 7 horas de su tiempo en viajar a un infierno.

Dice que cuando se acercaba a la isla y contemplaba encima de ella esa nube tenebrosa, cuando se asomó y la ceniza se metió en sus ojos y su garganta quedó seca, es cuando se dio cuenta que su actuación allí no iba a ser grabar imágenes, sino otra completamente distinta.

Al llegar a La Palma se sintió estremecido al contemplar el volcán en plena actividad. Dice que la primera noche no pudo conciliar el sueño debido al sonido tan atronador que emite.

Álvaro quedó impresionado al ver carreteras llenas de camionetas repletas de muebles y enseres. Así que no se lo pensó dos veces, y comenzó por ayudar rehabilitando casas para acoger a gente. Lo primero, un gallinero que adaptó como pudo como lugar de acogida. Y así continúo la labor de buscar lugares de acogida provisionales para gente que lo había perdido todo.

El joven malagueño nos asegura que la situación que se está viviendo allí es indescriptible. Hay mucha gente que lo ha perdido todo, pero que no se quiere ir de la isla, aún habiendo un riesgo volcánico.

Una cosa que le entristeció sobremanera es que al sentirse lejos de la península, los isleños ven la ayuda lejos, y asumen que lo único que pueden hacer es vivir hacinados en casas pequeñas esperando que pase esta situación. 

Así que grabar y vender imágenes lo dejó para que lo hicieran otros, porque él sentía una necesidad imperiosa de ayudar a los demás. Y eso es lo que hizo.

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