Plaguicidas botánicos, menos agresivos con el medio ambiente
La Agencia Estatal de Meteorología cuanta con una red de voluntarios que recogen datos en diferentes puntos del territorio andaluz.
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Viajamos hasta El Burgo, en el Espacio Natural Sierra de las Nieves, Reserva de la Biosfera, en Málaga. Asistimos a una recolección de plantas aromáticas silvestres, tomillo, ruda, mirto o lentisco. Tras destilarlas se obtendrán sus aceites y aguas esenciales para emplearlos como arma botánica.
Se trata del Proyecto Plaguibot, una idea de la empresa Malagueña Forestal para luchar contra las plagas o invasiones biológicas.
La Humanidad ha escalado en su progreso basándose en la Naturaleza. Alejarse de ella, pueden ser una mala decisión. Los pesticidas sintéticos son ejemplo de cómo un supuesto beneficio puede trastocarse en severos daños ambientales y graves perjuicios al bienestar humano.
La hembra del Mosquito Tigre necesita sangre para incubar sus huevos. Al picar transmite los patógenos en su saliva haciendo de vector de numerosas enfermedades. En Andalucía se detectó por primera vez en 2014 y en agosto de 2020 se cobró su primera víctima por la transmisión del Virus del Nilo.
Para obtener el aceite esencial de la planta es necesario efectuar una destilación. Los hidrolatos condensan las sustancias hidrosolubles de la planta y suponen el 99% del destilado. No eran el objetivo principal del proyecto. Sin embargo no dejan de encontrarles nuevas propiedades que abren líneas de investigación.
Sea como plaguicida natural o como repelente botánico, estos investigadores confían en el potencial del proyecto. Ya está generando empleo y plantea una significativa repercusión socioeconómica a nivel local. Escalar a un nivel industrial implicará patentes, cultivos, equipos, infraestructuras y mano de obra. Pero esa ya es otra historia.