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Guadalquivir, la desembocadura de la discordia

Chipiona ha reclamado la titularidad de la desembocadura que siempre ha ostentado Sanlúcar de Barrameda.

Los expertos creen que es difícil determinar con exactitud dónde acaba el río y empieza el mar.

Lo analizamos en Los Reporteros. 

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CANAL SUR MEDIA 3 octubre 2021

¿Qué dirían si les preguntaran dónde desemboca el rio Guadalquivir? Posiblemente responderían que en Sanlúcar de Barrameda. Así lo indican los mapas y los libros de texto. Y sin embargo, otra localidad gaditana, Chipiona,  ha reclamado  la titularidad de esa desembocadura. La controversia ha ensombrecido las relaciones entre estos dos pueblos vecinos y ha generado a su vez  un interesante debate. ¿Es posible determinar con precisión donde termina el río? Un equipo de Los Reporteros ha viajado hasta el estuario del Guadalquivir parar tratar de averiguarlo.  

Es muy probable que los barqueros de Sanlúcar hayan cruzado el Guadalquivir medio millón de veces. Y no es una forma de hablar. Desde hace 40 años las barcazas de la familia de Los Cristóbal realizan a diario más de treinta viajes de ida y vuelta entre Bajo de Guía y la costa de Doñana, adonde hoy nos dirigimos en compañía de Alonso y Joaquín, hombres de la mar vinculados a la desembocadura, la pesca y los barcos desde que eran niños. Ya están retirados y aunque hacía tiempo que que no se embarcaban, no dudan cuando se les pregunta donde termina el río.

"El Guadalquivir desemboca donde terminan los pinos, que es la punta de Malandar y de ahí es mar abierta para la mar 045953 Toda la vida de dios ha desembocado ahí, donde empieza la mar es donde termina el rio, no? Yo lo entiendo así", dice Joaquín Pozo.

El acervo popular, la costumbre, determinan que es en la denominada Punta del bajo, donde el Guadalquivir desemboca en el Atlántico. Y a simple vista, lo parece. Hasta aquí el cauce fluvial y más allá el mar abierto. Lo que ocurre es que, en realidad, nos encontramos en el corazón de un estuario, es decir, una inmensa zona costera donde las aguas dulces y saladas se funden y confunden en proporciones siempre variables. Así que establecer con precisión donde acaba el rio y donde comienza el océano puede que no resulta tan fácil. Ni siquiera a vista de pájaro.

Sin embargo, al suroeste de Sanlúcar, en Chipiona, el historiador Antonio Ramos se ocupa en averiguar el punto exacto de la desembocadura, convencido como está de que no se encuentra donde pensamos.

Antonio Ramos, profesor del Departamento de Arqueología de la Universidad de Granada recibió del ayuntamiento de Chipiona un encargo singular: analizar el curso final del Guadalquivir y demostrar documentalmente que el curso del río acaba en Chipiona, lo que en la practica supone discutirle a la localidad vecina de Sanlúcar la titularidad de la desembocadura.

Ramos dice que no cabe duda de que "esta geografía esta indicando la sombra proyectada por el gran emporio histórico que ha sido Sanlúcar de Barrameda, eso es absolutamente comprensible, otra cosa es que estemos de acuerdo o no". "Los documentos técnicos del Puerto de Sevilla cuando hablan de la broa de Sanlúcar ponen entre paréntesis, Chipiona. Claro, yo entiendo que una alcaldía o un pueblo como Chipiona tenga interés en poner en valor su geografía costera", explica.

El rio Guadalquivir enfila el océano entre dos orillas. A un lado, Sanlúcar de Barrameda, al otro Doñana. A partir de la Punta del Bajo, donde desembarcamos al inicio del reportaje, la ribera se abre a poniente, buscando la curva que dibuja Punta Malandar. Desde aquí el litoral se extiende hasta Matalascañas, todo ello dentro del termino municipal de Almonte. La costa gaditana mantiene sin embargo un perfil rectilíneo desde Sanlúcar hasta Chipiona, en paralelo al canal navegable que detalla nuestra carta náutica. Así pues, ¿dónde desemboca el río? El profesor Rafael Mañanes afirma que es imposible determinarlo. El océano, nos dice, es dinámico y no entiende de términos municipales.

Cree Mañanes que "es una controversia que no tiene ningún sentido". La desembocadura del Guadalquivir o de cualquier estuario no es un punto fijo, es una área en el que se abre en esta produciendo un fenómeno de mezcla de agua dulce y salada. Y dependerá de las mareas si hay más o menos agua dulce o salada. "Desde el punto de vista oceanográfico no me atrevería a decir donde esta la desembocadura", concluye.

El profesor Antonio Ramos, sí se atreve. Y ha establecido un sitio concreto: Punta Montijo, a medio camino de Sanlúcar, pero todavía en el término municipal de Chipiona. "Algunos compañeros ya han adelantado, con certeza, que unos días desembocaría en Sanlúcar y otros en Chipiona pero hay otros factores que son más permanentes en la geografía". En la Punta Montijo es donde los estudios científicos indican que está la ultima sedimentación masiva fluvial, es ahí donde se demuestran los últimos fenómenos erosivos fluviales, de manera que es Montijo porque la mayoría de los documentos científicos que existen hoy hablan de eso.

Mañanes cree que es "una controversia es un poco artificial". Sin entrar a juzgar la parte social y la repercusión que tenga para los ayuntamientos implicados, "si es importante que se entienda es es que la desembocadura del Guadalquivir o de cualquier estuario no es un punto fijo sino que  hablamos de una zona, que además varia de hoy a mañana".

Y si esas características cambiantes impiden determinar el punto exacto de una desembocadura, ¿por qué decimos que el Guadalquivir desemboca en Sanlúcar de Barrameda? El catedrático de Geografía, Juan Clavero, afirma que la denominación de una desembocadura atiende a una referencia cercana e históricamente relevante, una ciudad casi siempre, que acaba dando nombre al accidente geográfico. Así sucede con el Tajo y Lisboa o con el Guardiana y Ayamonte, por ejemplo. "Es la referencia potente, entonces siempre se ha tomado Sanlúcar porque Sanlúcar esta enfrente de la otra orilla donde acaba la otra orilla, allí es donde realmente se convierte en mar, geográficamente hablando".

El debate sobre la desembocadura exacta puede llevarnos al absurdo, añade el profesor Clavero, porque en función de que la marea traslade la salinidad del rio en un sentido u otro, alguien podría defender que el Guadalquivir desemboca al mar en los alrededores de Sevilla y otros reclamarían que lo hace frente a la playa de La Caleta, en Cádiz.

Por si fuera poco, el rio del que estamos hablando no es exactamente un un rio natural, no al menos a partir de la localidad sevillana de Coria, porque desde aquí el cauce y sus riberas se modificaron y recondujeron para facilitar la navegabilidad y evitar las crecidas que de forma recurrente inundaban poblaciones ribereñas y campos de cultivo.

Juan Clavero, catedrático de Biología y Geógrafo, recuerda que el Guadalquivir actualmente es un río artificial a partir de Sevilla. Se le han ido haciendo cortas para eliminar los meandros, incluso se planteó un canal de Bonanza independiente del río. "El Guadalquivir a partir de Sevilla, de Coria del Río, se abría en el gigantesco Doñana que eran más de 250.000 hectáreas de aguas, el antiguo lago ligostino de los romanos, que el rio desembocaba claramente en Coria del Río, claramente, a partir de ahí era una lago inmenso". El río ya no se veía aunque sí su canal principal y por ahí subían los barcos, sobre todo tras el descubrimiento de América".

En la navegabilidad del río Guadalquivir juega un papel esencial el faro de Chipiona, el más alto de España y el emblema más reconocible de la localidad. Esta imponente construcción es lo que en términos náuticos se denomina un faro de recalada, es decir, actúa como referencia imprescindible para los cargueros que aguardan a que la subida de las marea les permita navegar rio arriba hasta el puerto de Sevilla.

Antonio Ramos considera que el papel del faro y su ubicación refuerzan la hipótesis de Chipiona como desembocadura de Guadalquivir, un argumento que otros expertos encuentran muy discutible, como Juan Clavero quien cree que "no se pueden confundir argumentos portuarios con argumentos geográficos". Es un punto de referencia para la embocadura del río "pero eso no quiere decir que el rio llegue hasta allí".

Sea como fuere, la controversia ha servido para poner el foco en el propio estuario, una zona de gran valor ecológico cuya conservación compete también a los municipios ribereños.

Antonio Ramos apela a la concordia y defiende que ambos municipios podrían compartir la titularidad de la desembocadura. Es su hipótesis de trabajo, pero además le va en ello algo personal, porque este profesor de arqueología nació en Sanlúcar, se crió en Chipiona y ha desarrollado su carrera como investigador en la universidad de Granada, donde muy pronto concluirá un estudio que dará mucho que hablar.

Es posible, quien sabe. Mientras la controversia sigue su curso, nosotros dejamos atrás Doñana y regresamos al embarcadero de Bajo de Guía, donde muere el Guadalquivir y nace el océano, dicen los viejos marineros a este lado del río. La desembocadura está donde siempre estuvo, a menos, claro está, que algún día se demuestre lo contrario.

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