LA VOZ DE VIGORRA
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No nos neguemos la alegría de un día sin fallecidos

Jesús Vigorra da su particular punto de vista sobre los temas de actualidad en La mañana de Andalucía.

JESUS VIGORRA 2 junio 2020

Después de ochenta días desde que se decretó el estado de alarma en nuestro país y ciento diez del primer muerto por coronavirus en Valencia, -un paciente que viajó a Nepal y falleció con el diagnóstico de neumonía grave- el Ministerio de Sanidad no ha registrado ninguna muerte por coronavirus en las últimas 24 horas, por primera vez desde el 3 de marzo. Qué excelente noticia, qué esperanza renace, qué motivo para celebrar el hecho de estar juntos. La muerte siempre la vemos, o nos la hacen ver desde la niñez, como el final de una aventura, pero quizá sea el comienzo de otra: no sabemos.

Porque la muerte comienza a la vez que la vida, son como hermanas siamesas, vivimos muriendo y hemos de procurar vivir muriendo; y es así como hemos vivido estos últimos tres largos meses (toda la primavera) oyendo noticias de muertos, de la muerte de miles de personas, conciudadanos nuestros; el 2 de abril 950, al día siguiente 932, y así hasta llegar a los 27.127 que es la última cifra de fallecidos por el covid-19. De algunos sabíamos algo, eran conocidos, familiares o deudos, de otros no teníamos la más remota idea, pero la mancha de dolor se extendía por las ranuras de las puertas como la plaga egipcia, porque todos sabemos del sentimiento de la pérdida y la ausencia.

La muerte no hace a nadie ni más sabio, ni más bueno ni mejor persona, por muchas alabanzas que lleguen siempre en la despedida, pero ni eso han tenido los miles de muertos que se fueron solos. Antes se fallecía en medio de la vida, pero el coronavirus ha hecho que la gente muera entre las sombras, en soledad y casi nadie ha muerto de su propia muerte. Por más aplausos, frases hechas, banderas con crespones, buenas intenciones y cantos a coro del "Resistiré", ante esta pandemia hemos fracasado todos, pero quizá aún podamos salvar la dignidad, que en este momento no es otra que el gozo de no tener en España hoy ningún muerto que enterrar por coronavirus. No vayamos a negarnos también esa gran alegría.

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