El Estatuto del Artista y una ley de Mecenazgo claves para salvar la cultura

El Grupo de Fuenlabrada y los profesionales del flamenco lideran las reivindicaciones para la recuperación del sector tras la pandemia.

MANOLO CASAL 3 junio 2020

La situación de la cultura necesita una reflexión de la sociedad. Como destacaba el Manifiesto de la Danza: “El ordenamiento de nuestra profesión es una necesidad imperante. Se enaltece al intérprete y se le diviniza por lo que hace en el escenario. Pero se prescinde de su labor de liderazgo empresarial, investigador, creativo y social”.

El escrito promovido por el llamado Grupo de Fuenlabrada, forjado en torno al Centro Coreográfico María Pagés que dirige el escritor y dramaturgo El Arbi El Harti, marido de la coreógrafa sevillana, está suscrito por referentes de la creación española: empezando por la propia María Pagés, Nacho Duato, Rocío Molina, Eva Yerbabuena, José Carlos Martínez, Joaquín de Luz, Rubén Olmo, Goyo Montero, Antonio Ruz, Patricia Guerrero, Chevi Muraday, Rafaela Carrasco y Manuel Liñán, entre otros, con apoyos también de figuras internacionales como Julio Bocca. Son creadores de danza, flamencos, contemporáneos, danza española y clásica, la mayoría premios nacionales de danza, de interpretación y creación.

Este grupo se queja de que la sociedad española no ha asumido la Danza como un bien común, pese a que el Flamenco es el “Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad que mayor visibilidad global tiene y el único que ha conseguido constituirse en industria internacional”. Entienden que a los intérpretes no se les valora como empresarios que asumen riesgos y responsabilidades financieras y fiscales, invirtiendo su propio dinero a fondo perdido.

Recuerdan que “la Danza participa en la economía local, autonómica y nacional y nutre a la sociedad de valores éticos”. Los datos les avalan. Son un colectivo de 300.000 personas y sus familias, que realizan unas 155.000 representaciones públicas al año para cerca de 50 millones de espectadores, generando un movimiento de capital de unos mil millones de euros al año. Según el Manifiesto, “Necesitamos ya un Estatuto del Artista y una ley del Mecenazgo que tome en consideración las especificidades del sector y, particularmente, de la Danza”, especialidad que consideran amenazada de muerte en las actuales circunstancias.

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