¡Que alguien haga algo ante la que se nos viene encima!

Desde abril este país está sin gobierno. Bueno, gobierno en funciones, vale. Pero la realidad es que es un tiempo más que dilatado esperando que pase algo, mientras están ocurriendo tantas cosas. Entre otras, la advertencia de todos los organismos económicos, -ahora la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE)- que anuncian tiempos preocupantes porque existe el peligro de un estancamiento económico mundial y duradero. Hace no tantos años en este país padecimos una grave crisis que lo trastocó todo y nos hizo ver la fragilidad del sistema y las debilidades de la democracia cuando falta el dinero.

Aún persisten las lamentaciones que entonces se levantaron porque nadie vio la que se nos venía encima, nadie nos lo advirtió mientras nos hipotecábamos para dos vidas, empezando por un presidente del gobierno que veía brotes verdes donde aventaba un ventarrón terrible que nos puso a todos contra la pared y los bolsillos vacíos. Ahora no podremos decir que no están avisando de la que se avecina con continuas rebajas de todas las previsiones. Y mientras tanto, ¿alguién hace algo? ¿No es la política servir a la comunidad, el servicio a los demás?

Los políticos siguen enfrentados, negociando de día conspirando de noche, tejiendo y destejiendo como Penélope; dándole vueltas a los resultados, componiéndose y descomponiéndose, mirando más a las tácticas de sus partidos que previendo el futuro de este país y preparados para evitar la catástrofe. Todos están muy liados en sus cosas; trabajando por el bien común, ninguno. Estamos a un tris de hacer un tras, pero a punto de prender las luces de la Navidad.