Durante la primera sesión del juicio por agresión sexual y coacciones contra el expresidente de la Federación de Fútbol y tres personas de su confianza por el beso no consentido a la jugadora en la final del Mundial de Sídney.
La futbolista Jenni Hermoso ha explicado que se sintió violentada y "poco respetada" nada más recibir el beso en la boca del expresidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) Luis Rubiales tras ganar el Mundial y ha asegurado que no escuchó que le pidiese "un piquito", como él asegura, pero si lo hubiese oído tampoco habría consentido.
"No lo aprobé", ha dicho tajantemente la internacional en la primera sesión del juicio que acoge este lunes la Audiencia Nacional contra Rubiales y tres exaltos cargos de la Federación por el beso no consentido que le dio el expresidente de la RFEF y las presiones a las que asegura se la sometió para que lo justificase.
Aquel beso que Rubiales le dio tras proclamarse campeonas de la final del Mundial de Sídney (Australia), el 20 de agosto de 2023, cambió su vida "desde el primer momento" y no le dejó disfrutar del triunfo como habría querido, ha lamentado la jugadora, que ha dicho sentir que desde entonces su vida parece que se quedó en "stand by".
"Sabía que me estaba besando mi jefe y esto no ocurre ni debe ocurrir en ningún ámbito laboral o social", ha denunciado Jenni Hermoso, que ha confesado que se siente aliviada de vivir en México, donde actualmente juega en el Tigres de la UANL, por la presión mediática que vivió tras aquel episodio, al llegar a Madrid, donde le seguían medios "24 horas".
A preguntas de la teniente fiscal, Marta Durántez, ha sostenido que "desde el primer momento" quiso denunciar estos hechos, incluso antes de personarse en la Fiscalía, y ha negado sentirse coaccionada para ello.
En repetidas ocasiones ha asegurado Jenni Hermoso que ni consintió, ni aprobó aquel beso, y ha relatado las presiones que sufrió ella y su familia por parte de los otros tres acusados: el exdirector deportivo de la selección masculina, Albert Luque, el exentrenador de la selección femenina, Jorge Vilda, y el antiguo responsable de Marketing de la RFEF, Rubén Rivera.
"Me sentí poco respetada. Fue un momento que manchó uno de los días más felices de mi vida y en ningún momento busqué ese acto ni lo esperé", ha denunciado. "No pude disfrutar lo que es ser campeona del mundo", ha lamentado.
Pese a ello, ha explicado que para ella era "súper importante" celebrar ese triunfo, y ha asegurado que nunca expresó su consentimiento al beso, ni en entrevistas ni en conversaciones con sus compañeras: "Mi actitud de cómo esté no quita cómo me siento, no tengo que estar llorando en mi habitación ni tirarme en el suelo durante el acto".
Tras relatar el episodio del beso, Jenni Hermoso ha pormenorizado las presiones que sufrió desde que accedió al vestuario tras el partido, en el avión de vuelta a España y durante el viaje a Ibiza del que disfrutaron algunas jugadoras.
"Incontables veces" le pidieron hacer un comunicado o un vídeo con Rubiales tratando de justificar su comportamiento, incluido el propio expresidente, que en la escala en Doha se lo solicitó por sus "hijas" e incluso le llegó a decir algo que ha confesado la jugadora que le dolió: "A ti y a mi nos gusta lo mismo".
Tras intentarlo Rubiales, según Jenni Hermoso, su entonces entrenador, Jorge Vilda, intentó convencerla a ella e incluso a su hermano, y llegó a sugerir que se la "compensaría"; y ya en Ibiza, lo hicieron Rubén Rivera y Albert Luque, quien no sabía porqué viajó a la isla.
El expresidente de la Federación Española de Fútbol se sienta en el banquillo acusado de agresión sexual y coacciones. La Fiscalía pide dos años y medio de cárcel para él, y un año y medio para Jorge Vilda, exentrenador de la selección femenina, y otros colaboradores de Rubiales por presuntamente presionar a la jugadora y a su entorno.
El juicio se prolongará durante al menos dos semanas, y está previsto que comparezcan más de una veintena de testigos.