Algunas personas aumentan el riesgo al no respetar aforo ni distancias: ponen en peligro al resto de la ciudadanía
José Capote, psicólogo: "No sabemos que está produciéndonos un daño hasta pasado unos días o semanas. Ese es el problema: la demora del estímulo que debería provocar el miedo, por lo tanto producirnos ese comportamiento de responsabilidad".
Tres de la mañana, Sevilla, la policía local precinta un establecimiento. Tenía licencia como sala de fiestas, actividad no permitida en fase dos. En Granada, a esa hora, los agentes ponen denuncias por barbacoa multitudinaria y botellonas.
Fiestas y reuniones que encienden las alarmas: ha pasado ya en Lleida, Ceuta o Murcia. También en Córdoba: la policía ha localizado a los treinta asistentes a un cumpleaños, entre ellos, un miembro de la familia real belga contagiado por el virus. Viajó desde su país a Madrid y luego en AVE a Córdoba, sin respetar cuarentena ni ser interceptado. En un comunicado, Joaquín de Bélgica ha mostrado su arrepentimiento y se ha disculpado. Los hechos podrían acarrear multas de hasta 280.000 euros.
¿Por qué está ocurriendo esto si se sabe las cifras de fallecidos y las importantes sanciones?
Según José Capote, psicólogo, cuando salimos a la calle y volvemos a la casa, podemos aprender que no existe ningún peligro. El estímulo que provoca dicho peligro, la covid-19, se demora en el tiempo. No sabemos que está produciéndonos un daño hasta pasado unos días o semanas. Ese es el problema: la demora del estímulo que debería provocar el miedo, por lo tanto producirnos ese comportamiento de responsabilidad.
El riesgo aunque invisible es muy real.