El Sevilla recuerda a Diego Maradona
Un homenaje que se ha trasladado este jueves al entrenamiento del Sevilla, con un minuto de silencio y aplausos por un mito que vistió la camiseta sevillista.
El presidente del Sevilla, Pepe Castro, ha recordado ante las cámaras de Canal Sur que la temporada del paso de Maradona por la capital hispalense se batieron todos los récords de abonados al club.
Aunque en el declive de su carrera tras los problemas en Nápoles, Diego despertó la lógica expectación y los sevillistas tuvieron la suerte de disfrutar aquel curso 92-93 del considerado mejor pelotero de la historia, de quien em propio Castro dice que "no volverá a nacer otro igual".
Un homenaje que se ha trasladado este jueves al entrenamiento del Sevilla, con un minuto de silencio y aplausos por un mito que vistió la camiseta sevillista.
Anoche, uno de los Estadios que le vio jugar, el Ramón Sánchez Pizjuán, se iluminó bajo la lluvia con los colores de Argentina y las ya míticas iniciales D10.
La primera vez que Maradona pisó el Sánchez-Pizjuán era el 19 de Septiembre de 1982, con motivo del partido Sevilla-Barcelona. Junto al crack del Barcelona, en la foto, otro argentino, López.
Y a su lado, ¿saben quién es el que está a su lado? Pues el actual presidente del Sevilla, Pepe Castro. Maradona no brilló como se esperaba en su paso por el equipo de Nervión. Pero es indiscutible que su estancia dejó una huella imborrable.
Fue en el verano de 1992. Sevilla celebraba la Expo, y en una especie de inesperado fin de fiesta, aterrizaba en la capital andaluza, Maradona. Tras una abrupta ruptura con el Napoli y cumplir una sanción de 15 meses, el Pelusa necesitaba recuperar el prestigio perdido.
Soñaba con jugar -y ganar- otro Mundial, y el Sevilla se convirtió en su trampolín. Jugó 29 partidos, marcó 7 goles, antes de que su genio de genio indomable lo traicionara de nuevo. Ángel y algunas veces demonio. Pero quienes compartieron vestuario con él, no tienen dudas.
En el Sevilla duró solo una temporada. En junio de 1993 regresó a Argentina. Allí fue cada vez menos Diego y más Maradona. El niño que soñaba con alcanzar el cielo dándole patadas a un balón no soportó la caída, cuando se lo quitaron.
