La cultura andaluza pide ayudas fiscales

El sector cultural andaluz, con más de 9.000 pequeñas empresas y autónomos, pide medidas fiscales y laborales para rescatar a una industria muy precarizada. Al mismo tiempo, y desde sus casas, los creadores mantienen viva la llama de la cultura.

Con los teatros vacíos y clausurados como el Cervantes de Málaga o las primaverales ferias del libro aplazadas a otoño como la de Granada, la industria de la cultura se enfrenta a una auténtica debacle. Este miércoles el Ayuntamiento de Sevilla anunció un plan de choque por valor de 640.000 euros para reprogramar actividades y salvar conciertos. Diezmados por las heridas del crack económico de 2008, los creadores piden a las administraciones planes fiscales y laborales que insuflen vitalidad a la cultura.

Mientras tanto, la cultura no cesa. Es irónico: nunca la sentimos, al mismo tiempo, ni más cerca ni más lejana. Los músicos de la Orquesta de Sevilla, actuando en mosaico, nos saludan ensayando desde sus casas, la cantaora almeriense Ana Mar se asoma a las redes sociales para regalarnos un fandango o en Cádiz, el dibujante Pedripol nos levanta la moral con sus cororumbitas. Paradójicamente para la crisis que arrastra, la cultura nunca fue ni más gratuita ni más necesaria.