El lince, por su singularidad, y las aves acuáticas, por su abundancia, son símbolos de Doñana
Ambas especies han mejorado notablemente sus poblaciones
El lince es el felino más amenazado del planeta. Antes de que Doñana fuese territorio protegido, se pagaba 20 pesetas por cada lince ibérico muerto. Había que eliminarlos; también a otras especies, como el águila imperial, otra de las grandes amenazadas del planeta. Se consideraban alimañas porque hacían la competencia al hombre, cazando las mismas presas para comer.
Hoy día, después de mucho esfuerzo por parte de la comunidad científica y las administraciones, ambas especies emblemáticas han mejorado notablemente sus poblaciones. En el caso de los linces, a principios de este siglo quedaban apenas cien; hoy día, más de 600 se extienden no sólo por Doñana, sino también por Sierra Morena e incluso otros enclaves de fuera de Andalucía. El lince no es sólo un emblema. Su presencia sirve de bioindicador, simboliza el orden natural en una comarca tan sensible como Doñana.