Los investigadores han identificado hasta 13 tipos distintos de microplásticos adheridos al tórax, abdomen, alas y patas después de analizar 4.000 abejas obreras
Las muestras fueron entregadas por Dinamarca cuyas asociaciones de apicultores tienen una profunda conciencia ambiental
Nos habla de este estudio Amadeo Fernández-Alba, catedrático e investigador
El equipo de investigadores de la Universidad de Almería lleva tiempo estudiando estos insectos que actúan como rastreadores de contaminación ambiental en un radio de ocho kilómetros desde sus colmenas, mediante la captación de los diminutos polímeros que se adhieren a su tórax, abdomen, alas y patas durante la actividad recolectora.
Primero fueron con los pesticidas y ahora con los microplásticos que han encontrado pegados a sus cuerpos.
El estudio titulado ‘Honeybees as active samplers for microplastic’, publicado en Science of total enviroment, ha analizado 19 colmenas situadas en Copenhague donde se recogieron los cuerpos de más de 4.000 abejas obreras, en las que detectaron hasta 13 tipos distintos de microplásticos.
Las muestras fueron entregadas por Dinamarca cuyas asociaciones de apicultores tienen una profunda conciencia ambiental.
Un descubrimiento que nos detalla Amadeo Fernández-Alba, catedrático e investigador de la Universidad de Almería, que descarta -de momento- que estos microplásticos pasen a la miel.