Camioneros y transportistas, esenciales que resisten al volante
Los trabajadores de la carretera se sienten maltratados.
La covid les impide poder comer, asearse o dormir en condiciones.
Soportan las largas colas de espera por el Brexit.
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Un oficio duro, por las muchas horas al volante lejos de la familia, pero gracias al cual no nos han faltado los suministros. Sin embargo, los trabajadores se sienten maltratados y en una constante carrera de obstáculos. Sufren el cierre de fronteras, de hoteles y restaurantes donde parar y hasta las consecuencias del Brexit. Un equipo de los Reporteros se ha echado a la carretera con ellos.
La falta de retorno, los viajes de regreso en vacío por el cierre de fábricas, es el gran problema del sector. Afecta también a grandes empresas, incluso agroalimentarias, las que menos han notado la crisis. Es el caso de GTO, especializada en el transporte de fruta a Europa. Con 550 camiones frigoríficos, el Brexit también le ha impactado de lleno, aunque los peores nubarrones están por llegar.
El camión parado no tiene ingresos y en productos perecederos como los frutos rojos el tiempo es el enemigo. De ahí que la empresa apostara incluso por una gasolinera propia y un taller donde fabricar componentes para evitar depender de terceros.
Los tiempos de descanso del camionero son obligatorios. El problema surge cuando, por el covid, muchos restaurantes y hostales donde comer algo decente, asearse o dormir están cerrados y acaban abandonados a su suerte en aparcamientos inseguros, a veces, bajo un manto de agua o una gran nevada.
