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Comidas de empresa: ¿diversión o trabajo?

18 diciembre 2018

Desde hace ya algunos días, la mayoría de las empresas españolas celebran su comida de Navidad. Sea en un bar de tapas baratito, en un restaurante o en un hotel, es normal ver estos días a grandes grupos de personas, bien trajeados ellos, con altos tacones ellas, que en la mayoría de los casos se disponen a pasar un buen rato con aquellas personas con las que pasan muchas horas al día.

Los expertos dicen que se trata de una buena ocasión para estrechar lazos con los compañeros de trabajo, para conocerlos mejor. Pero ojo, también dicen que se trata de una reunión de trabajo más, aunque festiva, que requiere una preparación previa. Debe tomarse como algo positivo que reafirma las relaciones laborales, pero hay que planificar los contenidos de conversación, las personas a las que dirigirse y los consumos moderados de alcohol.

Las cervezas del aperitivo, el vino de la comida y las copas de después nos llevan a la exaltación de la amistad, por cantarle las cuarenta al jefe o decirle al compañero el mote por el que se le conoce en la empresa. Lo malo llega después, cuando volvemos al trabajo y el que al que ha insultado le llama al despacho o se encuentra cara a cara con esa persona con la que ha intimado más de la cuenta.

Para no tener que arrepentirte de nada recordamos algunos consejos: no emborracharse, no hablar con el jefe si tienes un vaso en la mano, no interrumpas los discursos, no bailes la conga, no intentes ligar, evita las fotos, no vayas con tu pareja y, sobre todo, no comentes nada al día siguiente. 

Sabemos que casi nadie hará caso a estos consejos, pero aunque pueda parecerlo, no es ninguna tontería. Cualquier decisión que tomes te puede llevar al escarnio público y, lo que es peor, al paro. Lo dicen algunos abogados laboralistas, que aseguran que todos lo años hay gente que les llama después de las vacaciones para contar que han sido despedidos por algo que pasó durante la fiesta de Navidad.