Dani de Morón en la Peña la Seguiriya de Osuna

27 junio 2017

El joven guitarrista ofrecerá un concierto de guitarra en la Fundación Blas Infante de Sevilla el jueves 26 de Abril a las 20:00 horas dentro del ciclo "Conocer el Flamenco" de la Fundación Cultural Cajasol. Recién salido de la grabación de su nuevo trabajo discográfico, "21" que precisamente está dedicado al cante y en el que se ha rodeado de las voces más importantes del actual panorama flamenco, el moronero ofrecerá un recital de guitarra solista.

Daniel López Vicente nació en Sevilla el 6 de septiembre de 1981, aunque toda su vida ha residido en la localidad de Morón de la Frontera. A los doce años se matricula en el conservatorio municipal de música de esta localidad, con la intención  estudiar piano, pero termina optando por la guitarra. Al ser Morón un pueblo en el que la guitarra flamenca ha tenido y sigue teniendo una gran tradición y hasta su propia  "denominación de origen", empieza a sentir el gusanillo del flamenco y a plantearse la necesidad de buscar un maestro que le descubra y enseñe las claves de este instrumento. Por esa razón quiso tomar clases con Manolo Morilla -uno de los maestros locales más importantes junto a Diego del Gastor- pero su avanzada edad, lo haría delegar dicha responsabilidad en su alumno Alfonso Clavijo. Sin embargo, al poco tiempo el propio Manolo Morilla consciente de su talento natural, se entusiasma con un joven en el que cree ver a una futura promesa de la guitarra flamenca y sin darle oficialmente clases, comienza a visitarlo todos los días para seguir sus evoluciones.

Llega así el momento de empezar a investigar y desarrollar el acompañamiento a los primeros cantaores, se producen los primeros contactos con peñas flamencas de las cercanías y comienza a advertir una gran necesidad, la de aprender a tocar para el baile. De este modo la academia de Matilde Coral pasa a convertirse en su segunda escuela y el bailaor Manuel Corrales, El Mimbre, y el cantaor Curro Fernández en sus principales maestros. Comienza así a compaginar el toque para el baile con la composición y el toque de concierto, labor que lo lleva a visitar los más importantes concursos de guitarra flamenca de España y a cosechar premios tan importantes como los de Hospitalet, Calasparra (Murcia) o el de la Federación de Peñas Flamencas de Sevilla y a ser finalista de concursos tan prestigiosos como el de Las Minas de La Unión y el de la Bienal de Flamenco de Sevilla en el año 2002.

Toda esta experiencia previa le abrirá a Dani el circuito de las grandes compañías de baile de la mano de Antonio Canales y Javier Latorre. Poco tiempo después recibirá su primer encargo para componer la música del espectáculo Inmigración de la Cía de Ángeles Gabaldón por la que recibirá el elogio unánime de la crítica nacional. Durante un tiempo continúa siendo muy demandado por los más importantes bailaores y bailaoras del momento: Manuela Carrasco, Javier Barón, Joaquín Grilo o Rosario Toledo, entre otros. Tiempo después decide aparcar el toque para el baile y centrarse en el acompañamiento al cante en el que empieza a secundar habitualmente a voces  como las de Tomasa la Macanita, Guadiana, Montse Cortés, José Mercé o Arcángel, lo que también le valdrá el reconocimiento de la crítica y el Premio Flamenco Hoy al mejor acompañamiento al cante por el disco Ropavieja. Comienza así una nueva etapa mucho más ecléctica en la que será demandado por artistas como Concha Buika, Victoria Abril y Ojos de Brujo. Sin embargo, el espaldarazo definitivo le llega al ser solicitado por el maestro Paco de Lucía para que lo acompañe como segunda guitarra en la gira del disco Cositas Buenas, experiencia que le abrirá una nueva dimensión y lo catapultará a la primera línea de la guitarra flamenca.

Inmerso en la grabación de su primer disco en solitario, decide unir su talento con el del guitarrista jerezano, Alfredo Lagos, para montar “12 Cuerdas” un concierto de guitarra solista que ha sido denominado por la crítica como el mejor concierto de guitarra flamenca del año 2011.  Así pues, Dani de Morón, ha abierto definitivamente la frontera de su sonanta a  una etapa en la que la técnica, la armonía y las afinaciones ocupan un papel tan importante como el tradicional toque a cuerda pelá y el abundante uso del pulgar sobre las graves en el que se educó siendo un niño.