LA VOZ DE VIGORRA
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No permitamos que nos roben el mes de abril

Jesús Vigorra da su particular punto de vista sobre los temas de actualidad en La mañana de Andalucía.

JESUS VIGORRA 1 abril 2020

Por el calendario de encierros y temores se nos ha colado, como resbalando, este mes de abril que hoy estrenamos. Pensando en cómo comenzar el programa tiré el primer renglón pensando en el frágil estado del consenso político y el difícil equilibrio en el que se anda en este momento. El temor a que los politicastros caigan en la tentación de sacar tajada de esta catástrofe. Lo descarté.

Me detuve luego en la revitalización del mercado negro sanitario, con la compraventa de test, guantes, mascarillas y geles de dudosa fiabilidad y a precios desorbitados. La especulación, la poca vergüenza y los espabilados que les colaron las pruebas rápidas de detección del coronavirus al gobierno central y a la Junta, y que resultaron más falsas que las palabras de un trilero. Pero no, quise acordarme de los autónomos y exigir con ellos la prórroga en los plazos para la declaración del IVA y de la Renta que hoy empieza, pero de todo eso ya habrá tiempo, otro día. Porque no siempre comenzamos un mes tan esperado, tan hermoso y florido como el mes de abril. O sea, que como lamentaba Sabina, no permitamos que nos roben el mes de abril.

Hubo un tiempo en el que la vida se contaba, y se cantaba, por abriles, y luego vino el poeta Elliot para señalar este mes como el más cruel para los poetas, tal vez por un exceso de sensibilidad ante la belleza que llega a ser dolorosa. Fue un poeta antequerano, José Antonio Muñoz Rojas, sin pretensiones literarias, el que mejor le cantó porque el sabía de la tierra y de sus hombres, de su ciclo vital y de su potencial para despertar el amor por la naturaleza. Su observación del campo malagueño veía este mes como un enciende velas de color y temblor que donde quiere va poniendo una lucecita, que sería aquí una lila, allí una glicinia, allá una roja amapola. Poniendo en lo más áspero lo más tierno, y en lo más tierno una reserva de temblor. Ojalá que en el abril que hoy descubrimos no tengamos más temblores que los de la emoción de podernos abrazar de nuevo. Guárdenlos para cuando llegue el momento. Les quiero.

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