LA VOZ DE VIGORRA
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La moda de la España vaciada

JESUS VIGORRA 17 febrero 2020

Tal como pinta la cosa y cuentan los telediarios del domingo, el nuevo deporte nacional consistirá en manifestarse en favor de la España rural, vacía o vaciada, y luego vuelta a la capital, porque los urbanitas, tan sensibilizados con el silencio, la naturaleza y la desconexión, no aguantan en el poblado más allá de un Puente cortito.

En los pueblos se vive fenomenal, dicen ellos. ¿Le han preguntado ustedes a los aborígenes? Háganlo, a ver qué les dicen; a ver si son capaces de convencerles para que no dejen el terruño y a la que puedan tiren echando leches para la ciudad, tan ruidosa, tan contaminada, tan estresante. Los pueblos de España pierden población. ¡Normal! ¿Qué esperan? A mí lo que me extrañaría es que la ganasen, con lo bien que se vive en las ciudades y las ocurrencias que tienen en los pueblos.

En los largos días que no hay fiestanga ni es agosto, en los pueblos los chismes crecen, los ingresos menguan y las rencillas aguardan su momento. Hay que conseguir que los pueblos tengan wifi, escuela, carretera, residencia y un hospital próximo, lo demás es una quimera que ni los mismos políticos ecologistas se creen, pues el primer objetivo de un político son los votos y no los territorios. Lo bueno que han tenido los pueblos, y sobre todo los más atrasados, era la capacidad que insuflaban en sus jóvenes de incrementar las ganas de salir de allí agarrándose a los libros, al estudio, a huir de estripar terrones que era la maldición paterna cuando el maestro decía que el niño se distraía en los estudios.

Mal que nos pese, los pueblos están tan perdidos como el uso del sombrero, la faja y el cabaret. Aun perdiendo población a chorro, se aguantarán mientras las políticas agrarias ayuden a la producción y las pensiones no fallen, y todo lo demás son cantos de etílica melancolía. Con lo de Teruel existe, ahora en León, Murcia y Adelante Andalucía, creen que colocar un diputado en Cortes es un pasaporte a la modernidad, cuando otra cosa no es en el Congreso que la mosca de la siesta.

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