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Renunciar a volar por conciencia ecológica

Los suecos, de lejos los más concienciados con el cambio climático, han reducido en un 23 por ciento sus viajes en avión y han dado alas a los fenómenos 'flygskam' y 'tagskryt'. ¿Quieres saber qué son?

17 agosto 2019

Hace 10 años una organización ecologista llamada Plane Stupid hizo un vídeo publicitario inquietante. En él aparecen una serie de osos polares que caen desde el cielo de la ciudad de rascacielos y se golpean contra los edificios o contra el suelo. Al final podemos leer un rótulo que dice "un vuelo en Europa produce de media 400 kg de gases de efecto invernadero por cada pasajero. Es el peso de un oso polar adulto'.

Dice la Universidad Oberta de Catalunya que cada 0,86 segundos se produce un despegue de avión. Eso ha llevado a computar que los viajes en avión son los responsables del 8 por ciento de las emisiones del planeta, es decir, están al mismo nivel que las emisiones del transporte en coche o las de la industria ganadera. Datos de un estudio publicado en Nature Climate Change. Según la Comisión Europea, un viaja desde Londres a Nueva York genera las mismas emisiones que un ciudadano europeo al calentar su casa durante todo el año.

El abaratamiento del pasaje en avión y la fiebre de volar ha provocado el nacimiento de un fenómeno que en Suecia denominan 'flygskam', que se podría traducir como 'vergüenza de viajar' y que se traduce en renunciar a volar por conciencia ecológica. Sus adeptos optan por viajar en tren, considerado un medio de transporte 20 veces menos contaminante que el avión. De ahí nace otro concepto: el 'tagskryt', u orgullo de viajar en tren'.

Ha nacido en Suecia que es de lejos el país más concienciado con el cambio climático. Y donde en 2018 un 23 por ciento de los suecos renunció a volar para reducir su impacto climático. Una de sus máximas exponentes es la joven activista Greta Thunberg.