LA VOZ DE VIGORRA
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LA VOZ DE VIGORRA

Y si hemos olvidado lo vivido estos meses atrás

Jesús Vigorra da su particular punto de vista sobre los temas de actualidad en La mañana de Andalucía.

JESUS VIGORRA 25 mayo 2020

Durante esta pandemia y los días que llevamos de encierro hemos oído con frecuencia aludir a "El año de la peste", novela que Daniel de Foe, autor de Robinson Crusoe, escribió a modo de diario sesenta años después de la gran plaga que asoló a Londres en 1665. Muchos días he venido al programa con algún párrafo de dicha novela, que ha vuelto a cobrar relevancia, y lectores supongo, por las similitudes de nuestro coronavirus con aquella calamidad que tantas muertes causara. Después de lo visto y vivido este fin de semana, hoy me decido a ello, a modo de advertencia, como decía el médico Jesús Rodriguez Baño, jefe de Enfermedades Infecciosas del Hospital Virgen Macarena, el sábado en el diario El País. Estas eran sus palabras: "Si no tenemos muchísimo cuidado, esto será inabordable".

Pues bien. aquí va uno de los fragmentos del final de "El año de la peste", que dice así: "Al difundirse la noticia de que la muerte menguaba, el carácter precipitado de nuestro pueblo le llevó a volverse descuidado y hasta temerario. Muchos abandonaron las precauciones anteriores creyendo que no serían alcanzados por la enfermedad y esa irreflexiva conducta hizo que la disminución en el número de inhumaciones fuera más lenta. Los médicos contrarrestaron este ánimo contraproducente publicando impresos que aconsejaban a la gente que continuaran recluidas, más todo fue en vano. Los vecinos estaban tan poseídos de la alegría, tan satisfechos de observar que las cifras semanales habían bajado mucho que eran incapaces de volver a sentir temores nuevos y solo querían creer que la pandemia ya había pasado. La consecuencia fue que las listas volvieron a incrementarse durante la primera semana y solo cuando los clérigos advirtieron del peligro y el desatino, entonces las gentes frenaron su conducta y se volvieron mas cautelosas".

Pero claro, esto ocurrió hace mucho, muchísimo tiempo, hace 255 años, pero, a veces, parece que el ser humano no ha cambiado tanto y sigue tropezando en la misma piedra y cometiendo los mismo errores. Saquen ustedes sus propias conclusiones.

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