LA VOZ DE VIGORRA
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Y ahora, la mascarilla obligatoria

Jesús Vigorra da su particular punto de vista sobre los temas de actualidad en La mañana de Andalucía.

JESUS VIGORRA 21 mayo 2020

Por orden del Ministerio de Sanidad del gobierno de España, como consecuencia, de la acelerada evolución de la situación de emergencia de salud pública ocasionada por el COVID-19, a partir de hoy quedan obligados al uso de mascarillas las personas de seis años en adelante. Eso manda el BOE. Pareciera una contradicción, pero resulta que luego de sufridos 68 días desde la declaración del estado de alarma en este país, ahora, es cuando nos obligan a salir a la calle enmascarados.

Llegados a este punto, ¿a quién creer? ¿en quién confiar? ¿cuándo mayor riesgo, cuando fuimos a cara descubierta o ahora con la mascarilla? ¿cuándo atinaba el buen Simón cuando recomendó mascarilla solo para contagiados o ahora que confiesa que no la impuso en la gran oleada por la escasez que había? ¿antes, porque no las había, o ahora que se venden por millones y es negocio? ¿Qué negocio no es estafa? se preguntaba Goldoni, creador del teatro de máscaras en la Venecia carnavalera; mientras Oscar Wilde decía: Dadle a un hombre una máscara y os dirá la verdad.

A partir de hoy la calle será un gran baile de máscaras en el que hasta los niños, pobrecitos, danzarán, saltarán y correrán con esa mordaza antinatural a esa edad. ¿Estarán los padres más seguros entre la gente, o temblarán por ese objeto que les servirá de babero a sus críos cuando den la primera carrerilla. Los imaginativos soñarán que son Spiderman, como nosotros jugábamos, en nuestra lejana infancia, a ser el zorro o el coyote enmascarado que corría haciendo justicia por tierras californianas. ¿Y los adultos, qué sentiremos cuando unos ojos acechen nuestros movimientos en la cola del súper y una voz diga nuestro nombre a la espalda, creyéndonos emboscados? ¿Y si todas estas ganas de escondernos no fueran otra cosa que un atroz miedo a la muerte? Hamlet, otro enmascarado en la farsa se pregunta: ¿Qué hace más fuerte al hombre: sufrir los golpes y dardos de la insultante Fortuna, o tomar las armas contra un mar de calamidades y, plantándoles cara, acabar con ellas? Morir...dormir... tal vez soñar y despertar cuando haya pasado esta pesadilla.

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