UNA HISTORIA DE MANUEL LADRON DE GUEVARA

Última cena con Juanito

 Juanito se mató en la carretera después de presenciar en el Bernabéu un Real Madrid-Torino

El próximo martes 2 de abril se cumplen 27 años de su muerte

28 marzo 2019

Manuel Ladrón de Guevara


Una historia de 
Manuel Ladrón de Guevara

 

 

El 2 de abril de 1992 fue jueves. Llegué de madrugada a Barcelona desde Praga, donde había narrado el día anterior un partido de la Copa de Europa, un Sparta de Praga- Barcelona. Por la mañana temprano volé a Sevilla. El taxista me lo contó y creí y necesité haber oído mal lo que aquel buen hombre me decía: "Juanito se ha matado esta noche en la carretera". Mi amigo Juan, que solo cuatro días antes, en Barcelona, me había invitado a compartir con él su torbellino de sueños.

El verano anterior Paco Gamero, jefe de Deportes de Canal Sur televisión, me llamó una tarde estando yo todavía de vacaciones: "hemos decidido que te encargues de las retransmisiones de fútbol. Te acompañará como comentarista Juanito". Fueron escasamente dos meses, hasta que el Mérida de Fouto, que jugaba entonces en Segunda División, nos lo "robó".

 
En aquellas pocas semanas conocí y aprecié a un tipo extraordinario. Su defecto mayor y su mayor virtud fueron que no sabía ni quería esconder nada. Iba por derecho, hablando en plata. Todo lo contaba con la mayor pulcritud, sin quitarse ni sumarse culpa alguna. Dijo un vez Jorge Valdano que las maldades de Juanito no sumaban un minuto de su vida; el resto lo había dedicado a hacer el bien. Pero como lo que vende son las infamias, aquel pronto suyo y aquel genio maldito lo marcaron a fuego: el árbitro zarandeado en Zúrich, el pisotón a Lothar Matthaus, el botellazo en Belgrado, son lo que más se recuerda de su vida de deportista. Una vida, y de eso se habla menos, adornada por cinco ligas, dos Copas y dos Copas de la UEFA.
En una cena inolvidable en Kaiserslautern, Juanito nos contó por extenso su vida al entrañable periodista de AS Luis Miguel González y a mí. Nos contó que una vez el balón le pasó un metro por encima y que el siempre desmesurado Alfredo Di Stefano, se levantó del banquillo y le espetó con su retranca argentina: "¿Juan, que le pasa, le pesá la lavadora?". (Zanussi era el patrocinador Del Real Madrid). También tuve el privilegio de oírle de primera mano aquella sentencia memorable de Milán convertida en mito del madridismo militante: "noventa minuti en el Bernabéu son molto longo". Probablemente aquella no fue la última vez que cenamos juntos, pero la memoria se me detiene allí, quizás por ese recorte de prensa que me acompaña desde entonces debajo del cristal de mi mesa de trabajo.
 
 
 
 
De aquel viaje a Kaiserslautern, coronado con un gol de Bakero que le dio media Copa de Europa al Barcelona, conservo un recuerdo mucho más amargo. Un recuerdo que me mira cuando esto escribo desde una estantería. Es una foto tomada en la cabina de retransmisiones del Fritz- Walter Stadion, en la que Juan tiene puesta su pelliza de pelo de borrego. La misma que apareció sobre el asiento del coche en el que acabó su tiempo.
Han pasado 27 años. Y así pasen otros 27, no podré evitarlo. Cada minuto siete en el Bernabéu siento un nudo en la garganta. Nunca unos aficionados idearon un cántico tan ajustado a la verdad: "illa, illa, illa, Juanito maravilla".

 

 

Entrevista a Juanito en Canal Sur en 1989

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