LA VOZ DE VIGORRA
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Sánchez e Iglesias o el parto de los montes

JESUS VIGORRA 13 noviembre 2019

Cuando no entiendo muy bien lo que pasa, busco refugio en mi biblioteca. Y la verdad es que en las últimas horas, desde el abrazo de los, hasta ayer, enemigos íntimos, ni electores ni elegibles entienden lo que ha pasado entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias para un cambio tan radical en lo que va de la noche del domingo a la mañana del martes. De tener pesadillas con Pablo, Pedro ha pasado al abrazo del oso; de no dejarle las llaves de su casa por nada del mundo, a servirle de felpudo para que entre en la Moncloa como vicepresidente. De 198 días de bloqueo a una hora feliz.

Este pacto que hoy nos presentan como el Pórtico de la Gloria (a mayor gloria de Podemos, claro está) tiene más parecido con el horaciano "parto de los montes". La fábula de Horacio, muy breve, relata cómo los montes dan terribles signos de estar a punto de dar a luz, infundiendo pánico a quienes los escuchan. Sin embargo, después de señales tan asombrosas, los montes paren un ratoncillo "Parturient montes, nascetur ridiculus mus" ("parirán los montes; nacerá un ridículo ratón"). La fábula, y la expresión "el parto de los montes", se refieren por lo tanto a aquellos acontecimientos que se anuncian como algo mucho más grande o importante de lo que realmente terminan siendo.

Es comprensible que los electores estén hartos de los partidos políticos y de sus vocingleros productos en oferta, promocionados por un supermercado que vive de clientes a quienes no respeta.

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