LA VOZ DE VIGORRA
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Reflexiones sobre la locura en los supermercados

Jesús Vigorra da su particular punto de vista sobre los temas de actualidad en La mañana de Andalucía.

JESUS VIGORRA 11 marzo 2020

La conducta social -dice Averroes- solo se diferencia de la privada en que la práctica de las virtudes ha de ser más meticulosa. Pero, ¿cómo va a elevarse al plano comunitario lo que no existe en el personal? Me hago esta pregunta, y otras tantas, viendo esas estanterías vacías de los supermercados en algunas ciudades de nuestro país (cuesta creerlo) tras el paso acaparador de ciudadanos ávaros, desaprensivos y miedosos. ¿Qué sería de nosotros si de verdad nos vinieran mal dadas? ¿Qué sería de nosotros si de verdad no encontráramos alimentos esta mañana en la plaza del mercado o en el supermercado de la esquina? ¿O, si habiendo como hay multitud de productos y gran variedad de marcas no pudiéramos comprarlos por falta de dinero?...

Pues eso es lo que ocurre en la mitad del planeta, que, o bien no hay alimentos, o donde los hay no tienen dinero para pagarlos. Mientras que en Europa, la vieja Europa, en la sociedad del bienestar, la plena escolarización, atención sanitaria y cultural, resulta que dedicamos el tiempo libre a arramblar con los supermercados. En este país, donde hay un supermercado hiperabastecido de 9 de la mañana a 9 de la noche por cada dos mil habitantes, más las tiendas de alimentación, mercados de abastos, fruterías de paquistaníes y tiendas de chinos, resulta que vemos correr con los carros llenos a ciudadanos pasados de peso que jamás vivieron un día sin comer a no ser por la indigestión de un opípara cena.

Al margen de los políticos y sus trágalas, ¿de veras creen que tenemos el más ligero concepto de lo que debe ser mejorar un país? No estaremos confundiendo el progreso con la ambición de cada cual, las pueriles rencillas con la prevención, las baraterías con el ahorro, la ambición con la solidaridad? Pienso que, como dice el libro de un colega antiseparatista, "estábamos cansados de vivir bien", sin problemas, casi aburridos, como Ricardo III bajo el sol de York. No de otra manera puede entenderse este comportamiento cerril de acaparar lo que no podremos comer, en el país donde más comida se tira.

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