FESTIVAL FLORA
FESTIVAL FLORA

Los patios también son para el otoño

Hay quien dice que "nunca hay que hacer caso a las flores", que "basta con mirarlas y olerlas", aunque ese dicho no es aplicable a Córdoba, que establece una relación vecinal de atención, mimo y cuidado hacia las plantas y las flores única hasta contar con una fiesta, los patios, dedicada a ello. 

19 octubre 2018

Y no es la única desde que el año pasado arrancó en la ciudad el festival "Flora" que podría ser incluso su némesis, ya que si los patios son aroma de primavera, fiesta y colorido, este certamen tiene aroma a tierra mojada, flor otoñal y asombro contemplativo.

Flora nació por el impulso de un empresario chino, Jiam Ping Fu, que dijo haber soñado un festival de arte floral en los patios que entregara los premios económicos más altos, un evento que cayó como un regalo en el otoño cordobés.

La segunda edición, por tanto, se esperaba como agua de mayo en la ciudad ha llegado con un formato algo más reducido pero de igual espectacularidad.

La lluvia de ayer, que tanto bien hace a algunas flores y campos, ha sido bienvenida en algunos patios y mal recibida en otros, puesto que no hay que olvidar que "Flora" es un concurso que otorga un primer premio dotado en 30.000 euros y un segundo premio de 10.000, un gran reconocimiento económico, a pesar de que se ha reducido de manera notable respecto a la primera edición, que entregó 120.000 euros.

Entre el jurado está este año la ganadora de 2017, Natasha Lisitsa, así como el director del Centro Andaluz de Fotografía, Rafael Doctor, y el director del Garden Museum de Londres, Christopher Woodward.

Con los cielos despejados tras la tromba del jueves, los tres han visitado los seis patios a concurso tomando notas de forma pausada, antes de que éstos se hayan llenado de curiosos.

Curiosos como los que poco después visitaban el patio de la Posada del Potro, donde hay dos estructuras circulares de colores rojo y veteadas por flores en tonos amarillos y verdes llamada "El impulso de la pasión", ideada por el japonés Hideyuki Niwa, que le ha impregnado espíritu zen a un emplazamiento que es la casa del flamenco en Córdoba.

Otra estructura, también circular, es la que ha creado Carly Rogers en el patio del Museo Arqueológico. Se llama "Capricho" y es como un jardín británico plegado sobre sí mismo y convertido en una gran bola de plantas, flores, maleza y vida, rodeada, a su vez, por las estatuas y mosaicos romanos que decoran el patio del museo y que datan, en su mayoría del siglo I.

Un poco más hacia el centro de la ciudad está "Los niños del parque", la obra de Mark Colle en el patio de La Escuela de Artes Mateo Inurria y que constituye, tal y como explica a Efe el autor, una reflexión sobre la infancia en estos tiempos, en "los que los padres le dan a los niños un 'ipad' para que esté en silencio".

También en tonos chillones amarillos y con un hilo musical propio está la obra "Ahí viene el sol", de Natalia Zhizhko, ubicada en el patio del Reloj de Sol de la Diputación de Córdoba, y en la que suena ininterrumpidamente la canción "Here Comes The Sun" de los Beatles, como fondo para una instalación que reflexiona sobre el tiempo y que usa elementos elásticos, acuáticos -pompas de jabón- y flores como orquídeas y claveles.

Los tonos otoñales, por el contrario, protagonizan "Perseida", de Lola Guerrera, que cuenta la historia de un meteorito vegetal caído en el corazón de un patio, en este caso el central del Palacio de Orive, y que mezcla botánica y ciencia ficción.

Aunque el futurismo más palpable quizá sea el de "Fluido", del artista chino Sherlovell Yu, una instalación levantada sobre una fuente de un patio del Palacio de Viana que mezcla metal, plástico, agua y flores en tonos rojos.

El autor ha explicado que el uso del rojo responde a que en su país simboliza aspectos positivos y energéticos, y que las flores representan, por un lado la energía del sol en contraposición con la del agua, y ambos elementos están por encima y por debajo de una estructura de plástico y metal que simboliza lo que es malo para la naturaleza.

Yu defiende el arte público que invite a la reflexión y cree que el otoño es la época más reflexiva del año, una estación de cambio, con colores ocres y tranquilos, lejos del ruido primaveral.

Ruido turístico hay, no obstante, en todas y cada una de las instalaciones de un festival que superó las 300.000 visitas en 2017 y que espera que este año sea la consagración de esta flor de otoño cordobesa llamada Flora.

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