Hay que salvar el Asilo de los Ángeles de Málaga

Mientras los políticos andan a la greña por la educación acusando falta de ídem, el pin parental y la desafortunada frase de la ministra Celaá, con aquello de "Los hijos no pertenecen a los padres", conviene no olvidarse de los viejos, desamparados si se cierra el Asilo de los Ángeles de Málaga. Porque la vida es puro contraste entre sombra y luz, tener o no tener, vivir o morir.

Cuando Málaga se dispone a celebrar su semana más glamurosa y brillante con la entrega de los Goya el próximo sábado, se anuncia el cierre de la residencia de mayores de los Ángeles, que cuida de 48 ancianos sin recursos y dependientes, este Asilo, muy popular entre los malagueños por sus 160 años de vida cuidando de los más necesitados, viejos y pobres, se ha visto abocado al embargo por un banco con que el Patronato contrajo un préstamo de casi 500 mil euros para obras en sus instalaciones y que no ha podido devolver. El plazo se acabó y el banco emprendió acciones judiciales contra el Patronato: el embargo se ejecutará a final de enero.

Me cuentan amigos de Málaga que este centro nació de la filantropía de un grupo de benefactores, por lo que siendo privado las instituciones, preocupadas por la situación, no pueden echar dinero público para saldar la trampa. Lo que habría que calcular es si nos costará más realojar a esos 48 ancianos que no tienen recursos ninguno en otras residencias públicas, porque debajo de un puente no se van a ir, entre otros motivos porque no pueden valerse por sí solos. Pero la ciudad de los museos, de los Goya, del puerto más luminoso del Mediterráneo y del primer autobús sin conductor que llevará a los turistas de los cruceros a la calle Larios, ha saltado en una ola de solidaridad tras dar la noticia el diario Sur, para detener el cierre del Asilo. Ojalá se consiga, pues no sabe lo mismo la fiesta cuando el dolor ajeno nos lo encontramos a la salida del banquete.