LA VOZ DE VIGORRA
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¿En qué momento se jodió el Perú?

Jesús Vigorra da su particular punto de vista sobre los temas de actualidad en La mañana de Andalucía

JESUS VIGORRA 29 noviembre 2019

Tanto si ustedes lo vieron o no, a estas alturas de la semana ya sabrán que el Premio Nobel Mario Vargas Llosa visitó un programa de cocina de éxito emitido por la primera cadena. El Nobel acudió como tantas familias normales con un punto exhibicionista, para apoyar a su hija, en este caso la hija de su pareja Isabel Preysler, la cocinera Tamara Falcó. También habrán oído hablar de ella aunque no le pongan cara ni sepan qué cosa de mérito hizo en la vida. Curiosamente, la niña de la Preysler ganó el concurso. ¡Qué sorpresa! Y todo eso está muy bien, y es lícito que alguien se gane unos euros por acudir a un show televisivo con la excusa de cocinar un pichón con trufa.

Pero es inevitable que quienes hemos leído y admirado a un escritor como Vargas Llosa sintamos vergüenza ajena viéndole ahí, vestido como un turista en Ibiza, haciendo de padre aplaudidor, forofo y sentimental. ¿A tal estado de enajenación puede llevar el amor? ¿Tanto puede cambiar el celo octogenario a un hombre como para hacer justamente lo contrario de lo que repudió? ¿Tanto parecido guardan los hombres, con Nobel o sin él (acuérdense de Cela) cuando se enamoran de mujer más joven? Vargas Llosa, que es muy libre de hacer el chorra, escribió hace siete años un libro extraordinario, "La civilización del espectáculo", donde criticaba esta sociedad que quiere su minuto de gloria a costa de lo que sea, donde es más importante el estar que el ser, donde la cámara, los focos y las redes sociales han obnubilado a todo el mundo con tal de salir y aparecer en la tele. Justamente lo que él acaba de hacer. De aquí a verlo bailar en "El Hormiguero" es cuestión de ceros.

Cocido en su propio caldo y ya que le ha dado por la cocina, diremos que Vargas Llosa ha venido a demostrar que la reputación es como el souflé, que cuesta mucho levantarlo y se desmorona en un pis pas. Como le dijo García Márquez: "¡Ay Marito! ¿En qué momento se jodió el Perú?"

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