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El último superviviente de la matanza de Atocha: "LLevábamos 24 años esperando esta detención"

Alejandro Ruiz-Huertas es el último de los 4 supervivientes de la matanza de Atocha

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Se siente aliviado por la detención de Carlos García Juliá, aunque duda de que el actual gobierno de Brasil lo extradite

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7 diciembre 2018

España pedirá la extradición de Carlos García Juliá, uno de los autores de la matanza de Atocha, tras ser detenido en Brasil. Se escapó aprovechando la libertad condicional y, usando una identidad falsa, ha estado oculto en Sudamérica 24 años. En Córdoba está el último superviviente de aquel despacho de abogados y confía en que pueda ser juzgado ahora en España por quebrantamiento de condena

Alejandro Ruiz-Huertas es el último de los 4 supervivientes de la matanza de Atocha, el ataque que un comando ultraderechista perpetró el 24 de enero de 1977 contra un despacho de abogados laboralistas de Comisiones Obreras en Madrid. Se siente aliviado por la detención de Carlos García Juliá, uno de los autores materiales, aunque duda de que el actual gobierno de Brasil lo extradite sin reparos.

La única víctima que aún vive de los asesinatos de los abogados de Atocha de 1977 es profesor de Derecho Constitucional en la Universidad de Córdoba. Ruiz-Huerta considera que el juicio por este caso fue un ejemplo de que la justicia española no ha tenido "Transición política".

Ruiz-Huerta se enteró por "cientos de wasap" de la detención ayer en Brasil de Carlos García Juliá, el único asesino confeso y condenado que queda vivo y que estaba huido de la justicia española desde 1994.

"Hemos sufrido tiempos muy duros", confiesa el profesor, que ya está jubilado de la Universidad de Córdoba, donde ha impartido en la última etapa laboral clase de Derecho Constitucional.

Sin embargo, ayer no se sorprendió porque la Fundación de los Abogados de Atocha llevaba "24 años esperando a que fuera detenido" el último de los autores "confesos y convictos" de la autoría "material" de la "masacre" de Atocha, cuando el 24 de enero de 1977 un comando de extrema derecha irrumpió en el despacho laboralista situado en la madrileña calle de Atocha, número 22, y asesinó a cuatro abogados, Javier Sauquillo, Luis Javier Benavides, Enrique Valdelvira y Serafín Holgado, y un administrativo, Ángel Rodríguez Leal.

Ruiz-Huerta consiguió salvar la vida gracias a un bolígrafo que llevaba en el bolsillo de la camisa, que le había regalado esa misma tarde el administrativo muerto, Ángel Rodríguez Leal, que consiguió desviar la bala, y a que el cuerpo del abogado Enrique Valdelvira le cayó encima y le protegió de los disparos.

Además, ha señalado que con la detención del fugitivo se cierra un caso en el que "cuatro terroristas de extrema derecha" se enfrentaron a una condena conjunta de 496 años, mientras que "quien vigilaba para que se perpetrara el atentado, Fernando Lerdo de Tejada, se libró del banquillo gracias al juez de la Audiencia Nacional Rafael Gómez Chaparro".

Y ha añadido: "Hubo tantas irregularidades en el procesamiento de este crimen tan execrable que todos acabamos hechos polvo: fue demasiado duro".

Y ello porque, a su juicio, "la justicia española no vivió ningún proceso de Transición política: es imposible que uno se acueste en una dictadura y se despierte en una democracia sin un proceso constituyente".

Así, Ruiz-Huerta está convencido de que "no se investigaron en España cosas necesarias para procesar a los autores intelectuales de la masacre", algo que, por su parte, "sí hizo la justicia italiana condenando a los funcionarios parafascistas del Sindicato Vertical" con los que había conexiones en el atentado de Atocha, algo que no se investigó "por orden, entre otros, del magistrado Gómez Chaparro".

El profesor ha apuntado que en España hace falta una "conciliación compasiva" que "todavía no se ha producido", ejemplo de lo cual es "la aparición de la nueva extrema derecha materializada por Vox", un partido que "conecta con la extrema derecha francesa de Marie Le Pen y con el asesor de campaña de Donald Trump Steve Bannon".

Ruiz-Huerta atribuye el auge de "los extremos radicales tanto de la derecha como de la izquierda" a que "no hemos sido capaces de entender la memoria histórica durante los 40 años de democracia", ni los sectores más conservadores ni los sectores de izquierdas.

Ha subrayado que la actual Constitución española se formuló mediante un "acuerdo de mínimos", que fue lo único a lo que se pudo llegar después de una dictadura y en unas condiciones impuestas, "con presión militar, fuerte poder de la derecha y una posición muy débil por parte de las fuerzas de izquierdas".

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