Los tres chicos con síndrome de Down aprenden a manejarse solos y a colaborar en objetivos comunes.
Las dos voluntarias aseguran que la experiencia les enseña a convivir y resulta divertida.
La iniciativa de Córdoba está en la línea de otras que se desarrollan por toda España con el mismo propósito: dotar de autonomía a las personas con síndrome de Down. Mediante la convivencia con voluntarios en pisos escogidos, van adquiriendo y consolidando las habilidades necesarias para tener a punto la comida y la limpieza doméstica, en una primera etapa.
A medida que transcurre el tiempo, su confianza aumenta y sus actividades ya no se limitan al ámbito doméstico, con lo que avanzan en su integración en la sociedad. Aunque todavía les queda un último detalle: conseguir un puesto de trabajo, al igual que cualquier otra persona.