Cuando la naturaleza engrandece el patrimonio histórico

La localidad sevillana de Carmona se ha sumado a la ya larga lista de ciudades en las que patrimonio histórico y natural conviven en armonía. La iglesia de Santa Ana ha modificado su proyecto de restauración para que el cernícalo primilla pueda seguir anidando en sus mechinales.

Construido a principios del siglo XVI, el edificio necesitaba una restauración urgente para evitar su derrumbe. Los trabajos iniciales promovidos por la Consejería de Cultura contemplaban el cierre de estas oquedades que han sido el hogar del cernícalo primilla desde hace 500 años. Científicos, conservacionistas y la consejería de Medio Ambiente advirtieron de que no se pueden tapar los nidos de una especie protegida y, finalmente, el ayuntamiento ha decidido reabrirlos. 

Juan José Negro, que trabaja en la Estación Biológica de Doñana (CSIC) felicita a las administraciones implicadas por su rápida reacción y acertada intervención. Para él, lo que ha sucedido en Carmona no sólo demuestra que la conservación del patrimonio histórico es perfectamente compatible con la preservación de las especies que conviven con él desde hace siglos, sino que también se puede convertir en un ejemplo para otras obras de rehabilitación, además de ser un motor de dinamización cultural y económica.

El cernícalo primilla es una pequeña rapaz catalogada como vulnerable porque sus poblaciones están en declive. Inicialmente no era urbana, pero empieza a acercarse a los núcleos habitados cuando comienzan a construirse edificios con grandes paramentos, seguramente en época romana. Hoy en día es, junto a la cigüeña blanca, el gorrión, la paloma y la grajilla, una de las cinco aves que conviven con el ser humano.

La colonia de primillas de Santa Ana es una de las más importantes de Andalucía. Su conservación añadirá al atractivo monumental de Carmona un interés ornitológico para todos los turistas que vienen a Andalucía en busca una especie que solo nidifica al sur de Europa.