Los policías se encontraron con una mujer desesperada porque su hija se había atragantado y apenas respiraba. Su rápida intervención consiguió evitar un fatal desenlace.
Miguel Ángel y Francisco seguirán siendo policías, pero para Ana y su hija Inés no dejarán de ser nunca ángeles de la guarda. Porque el pasado viernes, Inés, de apenas 7 años, se atragantó con un caramelo. Perdió el conocimiento y se estaba quedando sin respiración, sin que su madre ni nadie pudieran evitarlo.
Ana salió a la calle pidiendo auxilio, y tuvo la suerte de que los dos agentes salieran a su encuentro nada más verla. Los agentes no lo dudaron, y le practicaron a la niña la maniobra de Heimlich, hasta que Inés pudo expulsar en trozo de caramelo y respirar con normalidad.
Desde entonces, les llueven los agradecimientos, pero para ellos su acción fue sólo una parte de su trabajo.