Un hijo de militar que pensó en ser monje y llegó a "califa rojo"

16 mayo 2020

Córdoba era su ciudad. Aunque circunstancialmente viniera al mundo en Fuengirola (Málaga), Anguita, nacido en una familia de militares y guardias civiles y que de joven llegó a coquetear con la idea de ser monje carmelita, cursó magisterio y, por un acuerdo entre PCE, socialistas y UCD, se convirtió en alcalde cordobés en 1979, el primero comunista en una capital española tras la Guerra Civil.

Mayoría absoluta en las siguientes elecciones (lo que alimentó junto a su apariencia física el sobrenombre del "califa rojo"), diputado autonómico andaluz, secretario general del PCE en sustitución de Gerardo Iglesias, coordinador general de IU y candidato a la Presidencia del Gobierno.

Ese es el resumen de un recorrido político en el que no faltaron reproches y guerras internas con Santiago Carrillo y con otros antiguos compañeros como Nicolás Sartorius o Cristina Almeida.

Ninguno de ellos llegó a ser nunca uno de los escasos amigos íntimos que decía tener Anguita.

Escritor de obras de teatro, ávido lector de Santa Teresa y Fray Luis de León en su etapa juvenil y ganador de un premio por una redacción sobre José Antonio Primo de Rivera, el exlíder comunista confesaba haber llevado pistola.

Un arma con la que, sentado en su despacho de la alcaldía cordobesa y pertrechado de paquetes de tabaco negro, estuvo atento a ver cómo se desarrollaban los acontecimientos del 23F.

"MALDITAS SEAN LAS GUERRAS"

Feliz con un menú sencillo de huevos fritos con ajo y tomate casero, uno de los momentos más duros de su vida fue cuando recibió el 17 de abril de 2003 la noticia de que su hijo mayor, periodista, había fallecido en Bagdad víctima de un misil iraquí mientras cubría la ofensiva de Estados Unidos en esa ciudad.

Anguita conoció la noticia justo antes de participar en un acto público en Getafe. Lo mantuvo, subió al escenario, dijo que su hijo murió cumpliendo su deber y que él haría lo mismo, y lanzó un mensaje: "Malditas sean las guerras y los canallas que las hacen".

Llevaba la política en las venas, una política que le dio satisfacciones, disgustos y una sensación de que la simpatía que le trasladaban a menudo, no se tradujo electoralmente.

"Me mitificaron, me llamaron mesiánico. Tal vez he sido el político que más he estado en las hornacinas pero menos en las urnas", dijo entre dolido e irónico con ocasión de la presentación de uno de sus libros, "El tiempo y la memoria".

Una obra en la que plasmó cómo se veía a sí mismo: "Soy hijo de mi tiempo, contradictorio".

BIOGRAFIA

Anguita fue secretario general del PCE entre 1988 y 1998, y promovió la unidad de formaciones que entonces estaban a la izquierda del PSOE, con el que marcó siempre las distancias, en Izquierda Unida, en cuyas filas fue coordinador general entre 1989 y 2000, año en el que se retiró tras sufrir un infarto.

En 1996, como candidato a la presidencia del Gobierno, condujo a esa coalición política a ser la tercera fuerza parlamentaria, con 21 escaños, solo superada por el PP y el PSOE.

Además, fue el primer alcalde comunista de Córdoba desde la Guerra Civil.

Hijo de militar, bisnieto y nieto de guardia civil, nació en Fuengirola (Málaga) el 21 de noviembre de 1941. Cuando tenía 7 años su familia se trasladó a Córdoba, ciudad en donde echó raíces. Estudió Historia y trabajó como profesor.

Diputado andaluz tras las autonómicas de 1982, un año después fue reelegido alcalde de Córdoba por mayoría absoluta. En el Congreso del PCE de 1982 entró en el Comité Central y en el Comité Ejecutivo y, desde 1984, fue candidato a la presidencia de Andalucía.

En febrero de 1986 renunció a la alcaldía cordobesa para concurrir a las elecciones andaluzas, en las que fue elegido diputado regional y en las que IU consiguió 19 escaños.

A partir de entonces comenzó a postularse como sucesor de Gerardo Iglesias al frente del PCE, formación que pasaba por una grave crisis desde la salida de Santiago Carrillo en 1985.

Fue el candidato comunista por primera vez al gobierno de España en las elecciones de 1989, en las que su partido subió de 7 a 17 escaños. Obtuvo escaño en el Congreso de los Diputados y ocupó la presidencia del grupo parlamentario.

Fue nuevamente candidato a la presidencia del Gobierno en 1993; renovó como diputado y por cuarta vez como coordinador general de IU y en la Secretaría del PCE. En mayo de 1993, durante la campaña electoral, sufrió un infarto agudo en Barcelona.

En 1996 volvió a presentarse a las elecciones generales y se hizo muy popular por sus explicaciones y por la frase, "programa, programa, programa" cuando comentaba la posibilidad de pactos con otros partidos. Ese año vivió la cumbre de su carrera política al frente de IU al ser la tercera fuerza en el Congreso con 21 escaños fruto de más de dos millones y medio de votos por detrás del PP y PSOE.

En 1998 y debido a un segundo infarto no se presentó a la reelección como secretario del PCE, cargo que pasó a Francisco Frutos y en la nueva directiva ocupó un puesto en el Comité Ejecutivo.

El exalcalde de Córdoba permaneció como asesor parlamentario y en la siguiente asamblea de IU dejó su cargo. El 29 de octubre del 2000 fue relevado por Gaspar Llamazares, su propio candidato y empezó a dejar la vida pública.

Volvió a la enseñanza en el Instituto Blas Infante de Córdoba, tras más de veinte años en excedencia, pero permaneció en el Consejo Federal.

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