LA VOZ DE VIGORRA
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LA VOZ DE VIGORRA

A los sufridos hombres de la mar

JESUS VIGORRA 24 enero 2020

El despertar de un sueño es siempre un gran dolor. El despertar hoy en Algeciras, entre las gentes del mar es aún más angustioso porque permanece desaparecido el "Ruamar", un pesquero con seis tripulantes a bordo, perdido en aguas de Marruecos mientras faenaba con temporal de fondo. Como una dicha no basta para toda la vida, pero un dolor sí. Vuelve hoy el recuerdo del "Nuevo Pepita Aurora", el barco de Barbate que hace ahora doce años naufragó con otros pecadores muertos.

Sobrevivir en el mar es tan duro y tantos son los problemas administrativos entre Marruecos y Bruselas antes de hacerse a la mar que, al llevarnos el dorado boquerón recién frito a la boca, deberíamos dar gracias a las manos que nos lo trajeron hasta la mesa. Hubo un tiempo que así se hacía, ritualmente, cuando antes de comer se daban las gracias en la mesa por los alimentos que íbamos a comer. Pero nuestra sociedad consumista, gastona, descreída, muy pagada de creer merecerlo todo ya no repara en dar las gracias. La palabra más hermosa del diccionario.

Las nuevas tecnologías nos ha traído confort, nos han ahorrado tiempo, -que a veces malgastamos tontunamente-, y también seguridad, pero con todo, los hombres de la mar siguen a brazo partido luchando con las olas, como los agricultores con las borrascas que han arriado sus cultivos en todo el litoral y las personas que con el último temporal se han quedado sin casa. La vida es dura, durísima para algunos muchos, por eso deberíamos aprender a separar lo verdaderamente importante de lo urgente, lo fundamental de los caprichos, la humildad de la prepotencia. Basta mirar los desastres de la última borrasca para darnos cuenta de nuestra fragilidad, del azar, de que somos un incidente sin importancia.

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